Muamar el Gadafi, líder de Libia
Muamar Muhamad Abu-minyar el Gadafi (también llamado en Occidente Mouammar o Muammar Kadhafi, entre otras formas; en árabe: مُعَمَّر القَذَّافِي, tr. Mu‘ammar al-Qaḏḏāfī, nació en Sirte, el 7 de junio de 1942, en una jaima o tienda de la tribu beduina qaddafa, pastores nómadas del desierto, en la región de Tripolitania.
De ascendencia árabe-bereber, el historial familiar es nacionalista. Su abuelo paterno murió combatiendo a los italianos que invadieron el país en 1911 y su padre, conocido como Abu Minyar, falleció casi centenario en 1985; habiendo sufrido años de cárcel antes de comenzar a ganarse la vida como obrero industrial, en Sirte.
Muamar el Gadafi fue militar y político libio. Gobernó su país desde el 1 de septiembre de 1969 hasta el día de su muerte, ocurrida en su ciudad natal, Sirte, el 20 de octubre de 2011.
GADAFI ASUME EL PODER
El lunes 1 de septiembre de 1969 tomó parte en la revolución que derrocara al régimen monárquico del rey Idris. Contando con menos de treinta años de edad, se puso al mando de la Junta Militar, el Consejo del Mando de la Revolución y anunció los puntos fundamentales de su gobierno:
1. Neutralidad exterior
2. Unidad nacional (preámbulo de la unidad árabe).
3. Prohibición de los partidos políticos
4. Evacuación de las bases militares británicas y estadounidenses
5. Explotación de la riqueza petrolera en beneficio del pueblo.
Implantó un régimen de gobierno socialista conocido como Yamahiriya (“Estado de las masas”), un sistema de Gobierno directo donde el pueblo ejerce el poder mediante la participación directa y protagónica en las tomas de decisiones (poder popular), basado en el pan arabismo y el islam.
En 1970 exigió y obtuvo que se retiraran las bases extranjeras y se nacionalizaran algunas empresas petroleras.
Durante su gestión se iniciaron los planes agrícolas en el litoral del país.
Prohibió el consumo de alcohol a cualquier persona dentro de territorio libio y decidió aumentar decididamente la igualdad de la mujer en la sociedad, desafiando al islam tradicional.
Además de la democracia directa, con Gadafi se establecieron los derechos de la mujer, tales como el de estudiar, caminar sin acompañante, no ser obligada a contraer matrimonio con nadie, a no llevar burka, a trabajar libremente, sin necesidad de permiso marital. Una postura radicalmente contraria a la de los grupos islamistas que aplican la sharia que en su vertiente más fundamentalista, incluye como graves faltas la desobediencia de las mujeres hacia la autoridad del padre o el esposo; las relaciones con infieles (kafir, o pertenecientes al mundo no islámico) y el incumplimiento de las normas de vestimenta de las mujeres (hiyab), a las que, en caso de incumplimiento, se considera inmorales y culpables en caso de violación.
LIBIA Y LA TERCERA POSICIÓN JUSTICIALISTA
Siguiendo las formas del peronismo de los años ’50 en la República Argentina (que, además, con el tiempo trataran de aplicar también otros líderes latinoamericanos), puso los recursos nacionales al servicio del país.
El nivel de vida de la población creció rápidamente con los beneficios del petróleo, convirtiendo a Libia en la nación africana con mayor PIB. Grave afrenta para el neoliberalismo, la “libre empresa” y el “mundo de los negocios” internacionales, agraviadas por el comienzo de la nacionalización del petróleo.
A partir de 1975 Gadafi publicó El libro verde, obra en tres volúmenes:
La solución del problema de la democracia: el poder del pueblo;
La solución del problema económico: el socialismo, y
El fundamento social de la tercera teoría universal.
Esta obra reflejaba su visión particular de un Estado y pretendía desmarcar a la administración libia de cualquier alineamiento internacional.
Así, Gadafi adoptaba para su país la Tercera Posición Justicialista, que surgiera con Juan D. Perón en la República Argentina (1945-1955), identificándose con ésta corriente política que enfatiza su posición contraria tanto al comunismo como al capitalismo, siendo antimarxistas y antiliberales; presentándose a sí misma como más allá del espectro político que ubica a los partidos políticos en izquierda o derecha.
En materia de política social interior, en las primeras presidencias de Perón (1946-1955) se alcanzaron muchas conquistas proletarias, pero sin integrar a su ideología de base el concepto marxista de lucha de clases; siendo una síntesis entre el nacionalismo y el socialismo. Rechazando las etiquetas de izquierda y derecha, en sus relaciones exteriores buscó distanciarse tanto del capitalismo de Washington D.C. como del marxismo-leninismo de Moscú, manteniendo buenas relaciones con el Movimiento de Países No Alineados, agrupación de Estados surgida durante el conflicto geopolítico e ideológico mundial de la segunda mitad del siglo XX, denominado Guerra Fría.
En Libia, el martes 1 de marzo de 1977 Gadafi proclamaba la Jamahiriya (término árabe que puede traducirse como Estado de las Masas) Árabe Libia Popular y Socialista. Introdujo así el concepto y sistema de la democracia directa en el que el Congreso General Popular asumió el poder legislativo y el Comité General Popular sustituyó al Consejo del Mando Revolucionario en el ejecutivo; manifestándose en apoyo unos dos millones de personas en Trípoli (casi el 95% de la población).
Gadafi decidió utilizar los recursos del país para desarrollarlo, convirtiéndolo en uno de los países más ricos del continente. Libia llegó a tener el nivel de vida más alto de toda África, con un excelente sistema sanitario gratuito (medicamentos incluidos); educación gratuita; electricidad y gasolina gratuitos para el pueblo; derecho de cada familia a contar con una casa y un coche.
LA ECONOMÍA EN LA ADMINISTRACIÓN GADAFI
La economía de Libia se sustentaba en el petróleo que, en la práctica, constituyera la totalidad de sus exportaciones (95%).
Libia integró la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) desde su fundación. Asimismo. desarrolló la industria relacionada con el petróleo y la refinería, energía, bienes de consumo, cemento y textil.
La economía de Libia fue la sexta de África, después de las de Sudáfrica, Nigeria, Egipto, Argelia y Marruecos.
La población de Libia pasó de tener cerca de un millón de habitantes -en su mayoría nómadas- al final de la Segunda Guerra Mundial, a los 6.500.000 aproximadamente hacia 2011. Pese al incremento, habiéndose prácticamente multiplicado por seis en el período referido, la densidad de población del país seguía siendo una de las más bajas del mundo, teniendo en consideración la gran extensión de su territorio, 1.759.540 kms2
De sus seis millones y medio de habitantes, más de las tres cuartas partes, el 78%, vivía en ciudades. Las principales son:
Trípoli, con 2.006.000 habitantes.
Bengasi: 1.054.000 habitantes
Misurata: 476.000 habitantes
Tobruk: 210.000 habitantes
Un 3% de la población está constituida por inmigrantes, atraídos por la que fuera situación económica privilegiada del país, dentro de los estándares de África. En 2003 los extranjeros eran 166.510.
Hasta la caída de Gadafi, la tasa de mortandad era una de las más bajas del mundo, 3,4 por 1000 habitantes; con una alta tasa de nacimientos, 24,04 por cada mil habitantes, sostenidas en el eficiente sistema sanitario gratuito, incluidos los medicamentos, implantado en el país.
Con Gadafi, se construyó en Libia el Gran Río Artificial, uno de los proyectos de ingeniería más grandes y costosos de la humanidad (unos 24.000 millones de dólares). Comprende la instalación de inmensas tuberías para transportar el agua de los acuíferos fósiles (depósitos naturales subterráneos que sobreviven desde la época en que el desierto era una fértil sabana y bosque) hasta la costa, donde se concentra la población. Proveyendo, además, de agua a las zonas desérticas, siendo considerado por algunas fuentes como el mayor proyecto de riego del mundo indispensable, además, para la agricultura y el abastecimiento sanitario de las ciudades. Su denominación oficial en inglés es Great Man-Made River Project.
AGRICULTURA
En materia de agricultura, la etapa de Gadfafi marcó un significativo desarrollo.
El territorio cultivable de Libia se encuentra mayoritariamente en la zona norte, en la región de Tripolitania. El 17% de la población activa de Libia estaba dedicada a la agricultura.
A fines del siglo XX los principales cultivos en Libia eran los cereales, sobre unas 484.000 hectáreas, de las cuales 257.000 se dedicaron a la producción de trigo y 214,000 a la cebada, con un rendimiento medio de 700 kilogramos por hectárea, cosechándose unas 340.000 toneladas.
Frutas: 385.000 toneladas.
Hortalizas: 850.000 toneladas.
Oleaginosas: 45.000 toneladas.
Sólo se cultiva el 1,2% del territorio libio, con el 0,2 % de manera permanente. Por ello, el 75% de los alimentos consumidos en el país son importados.
En la región de Kufra, al sur del país, comenzó a desarrollarse un importante proyecto hídrico y de irrigación con el objetivo de desarrollar los cultivos de vegetales en el desierto. El riego se hace con agua subterránea, ya que las lluvias en la región son prácticamente inexistentes. La irrigación se lleva a cabo a través del sistema radial. El oasis de Kufra es una de las creaciones humanas que mejor puede verse desde el espacio. Cada círculo verde tiene aproximadamente 1 km. de diámetro.
PETRÓLEO
El petróleo, es el principal recurso de Libia, seguido del gas. Es su fuente de ingresos más importante y llegaba al 50% de los ingresos estatales y el 25% del PIB.
En el 2002 la producción de crudo de Libia fue de 481.589.800 barriles.
En cantidades menores, Libia produce otros minerales, tales como el potasio y la sal marina; además. Tiene depósitos de yeso.
MONEDA
El Dinar libio es la unidad monetaria; en el 2003, 1,29 dinares equivalían a 1 dólar de Estados Unidos. Actualmente cotiza a 4,58 dinares por dólar.
El Banco Central de Libia, es el banco emisor del país, regula créditos y supervisa el sistema financiero. El Banco Exterior Árabe de Libia, se creó en 1972, para gestionar las actividades en el exterior.
TRANSPORTE Y COMUNICACIONES
Las principales carreteras del país, transcurren por la costa, conectando a Trípoli con Túnez, Bengasi con Tobruk, y Alejandría. La principal carretera al centro del país, es la que une a la Ciudad de Sabha, con las ciudades costeras. Libia tiene aproximadamente 100.024 kms de carreteras, de las cuales el 57,214% estaban pavimentadas.
El principal servicio de Transporte Aéreo concentra en las ciudades de Trípoli y Bengasi, ambas con vuelos internacionales. Libia cuenta con 137 aeropuertos repartidos por todo el país.
En cuanto al transporte marítimo, los principales puertos son Trípoli, Marsa al Burayqah, Ra's Lanuf, Bengasi, Tobruk y Misurata.
El sistema de telecomunicaciones de Libia se encuentra a cargo del Estado, pero desde 2007 cuenta con un canal de televisión y una emisora de radio independientes.
ECONOMÍA LIBIA EN ÁFRICA
La economía de Libia fue una de las más fuertes de África, gracias a sus grandes reservas de petróleo y gas natural de la mejor calidad.
El país es dependiente de la importación de alimentos en más del 75%, cifra que era mayor antes de los grandes programas de regadío con los gigantes acuíferos fósiles del Sahara. Una situación similar se presenta en los demás sectores de la producción, salvo energía.
A pesar de los sucesivos bloqueos económicos impuestos por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y algunos países occidentales, la economía del país logró sostenerse y, hasta la caída de Gadafi, Libia nunca ha conoció situaciones tan desesperadas como las que vivió Irak, tras ser víctima de medidas similares por parte de la ONU. En 2003 después de reformas económicas, la ONU suspendió el bloqueo económico al país.
El PIB se basa en las exportaciones de petróleo, que constituyen prácticamente la totalidad de sus operaciones de venta al mercado exterior. Esto hacía de Libia una de las economías más sólidas del continente africano (de hecho su renta per cápita se encontraba en el puesto 39º del mundo), aunque totalmente dependiente de las reservas de crudo. Los indicadores sociales dejan entrever una falta de madurez en el modelo interno de Libia, en el que, tanto la igualdad de derechos como la penetración de las nuevas tecnologías, se sitúan en un plano muy distante al de los países occidentales.
INESTABILIDAD INSTITUCIONAL Y POLÍTICA
Especialmente en la década de los ‘80, Gadafi fue objeto de varios intentos de derrocamiento por parte del gobierno de los Estados Unidos.
Se imputó al régimen de Gadafi el patrocinio de acciones terroristas contra países occidentales y principalmente contra objetivos estadounidenses.
Por estos hechos Ronald Reagan ordenó en 1986 el bombardeo de las dos principales ciudades libias, Trípoli y Bengasi; en estas acciones murieron varios civiles, incluyendo una hija adoptiva de Gadafi, Jana.
Al final de los años 1980 dos aviones estallaron en sendos atentados terroristas, uno en el Reino Unido y otro en África. Los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia acusaron a Libia de dichas acciones y emprendieron una serie de sanciones que llevaron al aislamiento del país. En 2003 el gobierno libio reconoció la responsabilidad de ciudadanos libios en estos atentados y llegó a acuerdos por los que se comprometía a indemnizar a los familiares de las víctimas de los dos aviones. Como consecuencia, se levantaron las sanciones que existían sobre el país.
Entre el final de la década de 1990 y el inicio de los años 2000, consiguió la aprobación por parte de las potencias occidentales, que sacaron a su país de la categoría de “Estado paria” a la de miembro pleno de la “comunidad internacional”, tránsito que se salda con la visita a Trípoli de políticos occidentales de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia y Alemania. Por esa razón Muamar el Gadafi fue calificado tanto de líder hábil y coronel revolucionario e idealista como de dirigente imprevisible, temido y déspota.
Asimismo para mejorar la situación económica de Libia, Gadafi permitió durante la década del 2000 el ingreso de petroleras extranjeras.
Por otra parte, la Unión Africana se formó oficialmente en marzo de 2001, durante una ceremonia llevada a cabo en la ciudad libia de Sirte.
Durante principios del año 2011 y posterior al derrocamiento de los regímenes en Túnez y Egipto, ambos países fronterizos con Libia, comenzó una serie de disturbios en la capital, Trípoli, que se extendió por el resto de ciudades del país.
Una parte de la población de Libia se manifestó contra el régimen de Muamar el Gadafi mientras otro segmento mantuvo su apoyo. Los opositores controlaban mediante comités populares las ciudades de Tobruk, Derna, Al Bayda, Al Marj, Bengasi y Ajdabiya en el este; Misurata, Bani Walid, Al Khums, Tarhunah, Gharyan, Zuara, Al Jufrah, Zauiya y Nalut en el oeste, rodeando la capital.
Civiles y desertores del Ejército formaron las denominadas kateebas (brigadas) para "liberar" el país, desembocó en una guerra.
Dentro del territorio de los manifestantes destacaba la exigencia de que Muamar el Gadafi dejara el poder y se iniciase una serie de reformas en cuanto a los derechos humanos y el derecho a la libre expresión dentro del país. Gadafi prometió no dejar el poder y que si fuese necesario, moriría como mártir de su pueblo. El ex ministro del interior Abdul Fatah Younis, confirmó a los medios de prensa que uno de los asistentes de Gadafi intentó asesinarlo, fallando en el disparo e hiriendo a un tercero.
ACCIONES DE GUERRA Y PARTICIPACIÓN INTERNACIONAL
El 17 de marzo se aprobó la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estableciendo una zona de exclusión aérea. A las 19:30 del 19 de marzo, Estados Unidos y Reino Unido lanzaron misiles Tomahawks sobre objetivos militares libios cerca de Trípoli, desarrollando la operación "Odisea al amanecer", que comenzara cuando aviones de combate franceses lanzaron ataques contra las fuerzas leales al régimen de Muamar el Gadafi.
La televisión Libia, en cierto momento, informó el derribo de un avión francés. Países como el Reino Unido, España y Dinamarca se unieron a la ofensiva aliada al día siguiente. Horas más tarde, sería Catar el primer país árabe en unirse a la lucha contra Gadafi.
El lunes 22 de agosto las tropas rebeldes entraban en Trípoli, ayudadas por las fuerzas aéreas de la OTAN, acorralando al líder libio. La guardia personal de Gaddafi se rendiría. El régimen de Gadafi se desmoronó.
El martes 23 de agosto después de intensos combates las fuerzas rebeldes lograron conquistar Bab al-Azizia, el complejo residencial de Muamar el Gadafi y último baluarte importante de la resistencia gadafista en Trípoli; sin embargo Gadafi no estaba en su residencia y no pudo ser capturado.
Incluso hubo rebeldes que entraron al dormitorio de Gadafi y mostraron las cosas que habían saqueado en él y en las mansiones de sus hijos (especialmente la de su única hija).
El 29 de agosto, Jean Ping, presidente de la Unión Africana denunció las matanzas de negros por parte de miembros del Consejo Nacional de Transición, con la excusa de ser mercenarios. La ciudad de Bani Walid fue tomada el 17 de octubre.
Mientras los combates prosiguieron y las fuerzas rebeldes intensificaron su búsqueda, acrecentándose el misterio del paradero de Gadafi.
Después de la caída de Bab al-Azizia la dirección de los rebeldes ofreció una recompensa de 2 millones de dinares libios (1,1 millones de euros o 1,67 millones de dólares) y la amnistía o perdón por cualquier crimen a cualquiera del círculo de Gadafi que matara a Gadafi o lo capturare, entregándolo a las fuerzas rebeldes. El dinero para la recompensa sería aportado por empresarios libios.
MUERTE DE GADAFI
Finalmente, la muerte de Muamar el Gadafi ocurrió el 20 de octubre de 2011 en las afueras de su ciudad natal, Sirte, en Libia, según informó un oficial del Consejo Nacional de Transición al canal de televisión catarí Al Jazeera, alrededor del mediodía hora UTC. El convoy en el que viajaba el líder libio, tratando de escapar de la ciudad, fue ametrallado desde el aire por aviones de la OTAN. Herido en la cabeza y en una pierna, pero al parecer superficialmente, Gadafi escapó con algunos de sus guardaespaldas y logró esconderse en una tubería donde poco después fue capturado siendo ejecutado por sus captores.
Un Gadafi detenido y sometido a un proceso legal - que desde un puro punto de vista de derechos humanos habría sido lo justo - sin duda habría aireado montones de cosas muy inconvenientes para muchos (políticos, empresas, etc).
Varios líderes de Occidente viajaron entonces al país y se regocijaron con el triunfo de lo que llamaron "Libia libre".
Tras la caída de Muamar Gadafi con ayuda de la OTAN, Libia derivó a una suerte de reino de taifas en el que multitud de grupos armados se resisten a deponer el poder conseguido mediante las armas.
LIBIA, TRAS LA CAIDA Y MUERTE DE GADAFI
Tras su muerte, los enfrentamientos entre los grupos rivales adquirieron el carácter de una nueva guerra civil.
Desde entonces, Libia no ha conseguido retomar el orden. Los distintos grupos que combatieron en esa guerra civil se disgregaron, no respondiendo al gobierno central y combatiendo por sus propios intereses, generalmente relacionados con diferencias religiosas y la explotación del petróleo.
Hoy la nación norafricana está lejos de ser estar en paz ni libre de conflictos: desde 2011 no han cesado los enfrentamientos y la violencia entre facciones.
Un ataque en un hotel de lujo en la capital, Trípoli, que dejó nueve muertos y 12 heridos puso de manifiesto la violencia que prevalece en el país. Hecho del que se responsabilizó un grupo que se hace llamar Estado Islámico de la Provincia de Trípoli, por medio de un mensaje en la red social Twitter.
En marzo del 2012 las autoridades cifraron en 50.000 los civiles armados, aunque podrían ser más del doble.
LA VIOLENCIA DE LAS MILICIAS
Los enfrentamientos se incrementaron en Libia, ante la negativa de los principales grupos armados que derrocaron a Muamar el-Gadafi para deponer las armas y dar paso a un Ejército unificado.
El Gobierno de Alí Zeidan, constituido el 14 de noviembre de 2012, fue incapaz de hacer frente al problema de las milicias que habían luchado contra Gadafi en la guerra. Cada una de ellas tenía su propia ideología y cada grupo armado utilizó su poder para conseguir imponer sus demandas. Estaban al control de la seguridad de las ciudades, el control de las fronteras, la gestión de los centros de detención y la protección de las instalaciones estratégicas del país.
En algunas ocasiones el Gobierno tuvo incluso que pagar a las milicias para que desbloquearan ciudades y enclaves petroleros, e incluso se rumoreó la creación de una fuerza de élite para proteger a Zeidan. Todas estas medidas fracasaron y el 10 de octubre de 2013 una milicia semi-oficial, la Sala de Operaciones de los Revolucionarios Libios, intentó hacerse con el país y secuestró brevemente a Zeidan.
Paralelamente, en 2014, una insurrección en Cirenaica, al este del país, arrebató temporalmente el control de los puertos de petróleo al gobierno central y forzó la dimisión de Zeidan y la formación de un nuevo gobierno de transición en manos de Abdullah al-Thani. Durante este segundo periodo, los políticos islamistas del Congreso consiguieron el control de la cámara y legislaron, con el beneplácito de su presidente, Nuri Abu Sahmain, a favor de la creación de brigadas y grupos armados de ideología islamista.
Al problema de la violencia y del fracaso político, se le sumó una nueva ola de manifestaciones, muchas de ellas de carácter liberal, que querían resultados inmediatos y el fin del Congreso Nacional, para dar lugar a un nuevo Gobierno que fuera capaz de poner fin a las milicias. En este contexto se dio un segundo intento de Golpe de Estado, esta vez organizado por militares y coordinado por Khalifa Belqasim Haftar, con el objetivo de crear un nuevo ejecutivo y "devolver el país al camino de la revolución"; al tiempo que se enfrentaba a las milicias islamistas, incluida la filial de Al Qaeda Ansar al Sharia.
En 2011 daba la sensación de que cualquier periodista europeo o estadounidense se podía considerar un experto en Libia participando en la campaña mediática contra Gadafi, en tiempos en que el hombre que había sido útil a Europa, dejara de serlo y su país -ya convertido en una potencia regional con relevancia global-, se volvía una amenaza. Circulaban entonces toneladas de papel prensa impresos con ríos de tinta y en las principales cadenas de televisión los “periodistas” justificaban la guerra
Luego, llegaron los años de silencio. Ya no queda en Libia prácticamente nada de lo bueno y se mantiene todo lo malo.
Para los libios, nada ha mejorado sino que, en contrario, todo empeoró. Los mismos “periodistas” que justificaban la "intervención humanitaria" —por no hablar de una miserable guerra—, ahora envueltos en el silencio, solo se acuerdan de Libia para, con hipocresía, exponer sobre los 'refugiados' muriendo en el Mediterráneo o mencionar como al pasar que 'la región' pasa por un mal momento; eso si, sin mencionar las causas de la violencia que previamente justificaron.
Libia está demolida, no solo por la destrucción material de las acciones de guerra, sino por la catastrófica situación humanitaria y asolada por la violencia que no cesa desde 2011.
Con dos gobiernos paralelos y sin líderes carismáticos capaces de aglutinar el sentir de la mayoría, la estabilidad se debate en la batalla por Trípoli, que ya se alarga en el tiempo, casi estáticamente.
El hijo de Gadafi, Saif al-Islam, aunque con una gran base social que lo apoya, tiene que esconderse para evitar 'aparecer' muerto, como otros personajes con capacidad de convertirse en una alternativa a los actuales dos líderes que se quieren repartir el país.
Jalifa Belqasim Hafter(Khalifa Haftar, en árabe, خليفة بالقاسم حفتر—, nacido en Ajdabiya, el 7 de noviembre de 1943, ciudadado estadounidense) es desde 2014 jefe del autoproclamado Ejército Nacional Libio. El 5 de abril de 2019 anunció el inicio de la Operación Inundación de Dignidad y aseguró que sus tropas del Ejército Nacional Libio (LNA) estaban a las puertas de la capital Trípoli, sede del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), único reconocido internacionalmente. A finales de junio de 2019 el LNA no había conseguido tomar Trípoli y continuaban los combates contra las milicias fieles al Gobierno de Acuerdo Nacional reconocido por la ONU.
Su contraparte, Fayez al Sarraj (en árabe فائز السراج , nacido en Tripoli el 20 de febrero de 1960) fue desde el 12 de marzo de 2016, cuando se declarara el nuevo Gobierno de Acuerdo Nacional, el primer ministro y jefe de Estado (Presidente del Consejo Presidencial del Estado de Libia). Tras haber estado exiliado en Túnez, desembarcó en Trípoli el 30 de marzo con el apoyo de un sector del Ejército y otros poderes fácticos del país. Su soberanía, reconocida a nivel internacional, fue disputada en el ámbito doméstico. Fayez al Sarraj cesó en ambos cargos el 15 de marzo de 2021, fecha en la que Mohamed al-Menfi pasó a desempeñarse como Presidente del Consejo Presidencial del Estado de Libia y Abdul Hamid Dbeibah como Primer Ministro del Estado de Libia (con soberanía discutida).
Libia solo es el pastel que unos señores de la guerra pelean por no compartir. Los civiles están en segundo —y hasta tercer— plano. Atrás de todo, los intereses transnacionales de las petroleras, porque el petróleo sigue saliendo, aunque el principal campo petrolero, el de Sharara, reciba algún golpe de tanto en tanto.
© Enrique F. Widmann-Miguel / IberInfo _ BAS / MAD
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