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Yacimientos de oro y plata y otros recursos en Argentina (Para beneficio de otros)

A partir de 1955 los recursos de la Nación Argentina, dejaron de ser argentinos para quedar en manos de transnacionales de todos los sectores, gracias a la obra de los gobiernos neocoloniales que hicieron estragos.


No es casual que una de las primeras disposiciones del gobierno militar de la denominada Revolución Libertadora, en 1956, fuera incorporar la República Argentina al Fondo Monetario Internacional (FMI) medida que, pese a las presiones internacionales, había sido resistida por el anterior gobierno peronista. Con la Revolución Libertadora, en 1956 Argentina también ingresó al Banco Mundial.

Tras la Revolución Libertadora comenzaron a hacer pie en la Argentina las transnacionales de los “negocios”. Paulatinamente se fue perdiendo la industria pesada, la aeronáutica, la de automotores, en fin, poco a poco, todo.

También paulatinamente comenzaron medrar los “inversores” y la banca internacional, endeudando sin límites a la Nación, sometiéndola y creando una intolerable situación de dependencia y pérdida de soberanía, tierras y recursos. Claro está, no lo hicieron solo los de afuera porque, como dijera Arturo Jauretche “Si malo es el gringo que nos compra, peor es el ‘criollo’ que nos vende”. En 1955, cuando Juan Domingo Perón fuera derrocado, la deuda era de escasos 58 millones de dólares. Un año más tarde, el gobierno militar de Pedro Aramburu e Isaac Rojas la multiplicó por 12, llevándola a 700 millones. Al terminar la proscripción del peronismo, en 1973, la deuda era de 7.300 millones de dólares… y siguió en ascenso.

The Wall Street Journal, vocero de los intereses financieros estadounidenses, publicaba un artículo bajo el titulo “El gobierno argentino corteja a las inversiones norteamericanas con miras a aumentar las exportaciones”, en la nota se decía: “Una importante prueba de la nueva actitud argentina se produjo exactamente la semana última, cuando el gobierno de Aramburu abolió la Constitución de Perón que daba al Estado amplias facultades para fomentar los recursos nacionales, nacionalizar los servicios públicos y, en general, entrar en el terreno de los negocios y fiscalizar las actividades económicas… La Argentina de hoy, después de Perón, está incrementando sus esfuerzos para atraer a los negocios extranjeros y las inversiones de ultramar a la tierra del gaucho”. (La Nación, Buenos Aires, 10 de mayo de 1956)

En octubre de 1956 el gobierno de la Revolución Libertadora hacía una vergonzosa demostración de sumisión a los Estados Unidos y de un accionar fuertemente represivo al anunciar la creación de la Junta de Defensa de la Democracia que dependía de la presidencia y que tendría la misión de vigilar las actividades de “agrupaciones extremistas”, de derecha e izquierda, en el comunicado se establecía una definición de lo que se entendía por organización comunista o criptocomunista, como así también se procedía a definir lo que se entendía por infiltración comunista u organización totalitaria.

Producto de su posición pronorteamericana el gobierno recibía las consabidas felicitaciones del embajador de los Estados Unidos. Willard Leon Bealuc expresaba:

“Esta es una época emocionante en la Argentina. Vemos aquí, a un pueblo que ha sufrido profundas divisiones internas mientras vivía en un semi aislamiento de los pueblos extranjeros amigos. Vemos a esa nación retomando a sus primeros ideales, a su fe primitiva…Vemos a un gobierno dirigido por hombres patrióticos…”. (La Razón, Buenos Aires, 1 de diciembre de 1956)

En la presidencia de Arturo Frondizi (Plan de Estabilización y Desarrollo) siendo ministro de Economía Álvaro Alsogaray, éste viajó a los Estados Unidos para acordar la llegada del general Thomas Larkin a Argentina, quien realizó un estudio de los transportes a cargo del Banco Mundial. Así se diseñó el denominado Plan Larkin, que consistía en abandonar el 32% de las vías férreas existentes, despedir a 70.000 empleados ferroviarios y reducir a chatarra todas las locomotoras a vapor, al igual que 70.000 vagones y 3.000 coches, con la idea de que se comprase nuevo material en el mercado exterior. A partir de 1958, con la aplicación del Plan Larkin (Banco Mundial y FMI), avanzó la destrucción sistemática de los ferrocarriles. En forma paralela se fueron reduciendo los sistemas públicos de salud, educación, seguridad y asistencia social que, casualmente, dan paso a “negocios” manejados por importantes grupos empresarios, algunos de ellos transnacionales de la banca y las finanzas.

Como consecuencia de la guerra de Malvinas y tras la firma del Acuerdo-Tratado de Madrid, en el Ministerio de Asuntos Exteriores de España los días 14 y 15 de febrero de 1990, por parte del presidente Carlos Menem y el por entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Domingo Cavallo, el aparato propagandístico hizo creer que las negociaciones con Gran Bretaña ya habían vuelto a renacer, luego de ocho años, gracias al "gran presidente", que había logrado firmar la "paz". Ese Acuerdo, que lleva el título de "Declaración Conjunta", para evitar la forma jurídica de un Tratado, que tendría que haber sido analizado y aprobado por el Congreso, no es público.

La Constitución Argentina dispone claramente, que corresponde al Congreso, declarar la paz o la guerra y este "Tratado" nunca fue sometido a consideración del Congreso; no debería siquiera haber entrado en vigencia. Supuso la rendición incondicional de Argentina y, en lo material, dio paso a las privatizaciones de las empresas estatales y de los recursos naturales del Estado.

Por si fuera poco, Gran Bretaña tiene el privilegio de ser la Nación más favorecida desde 1825, provocando que gran parte de las empresas extranjeras establecidas en el país, correspondan a manos británicas.


EL ORO

Entre otros, los recursos mineros. Las minas de oro situadas en la República Argentina están casi en su totalidad en manos de empresas británicas, con sede en diversos territorios del Commonwealth o bajo su influencia); la mayoría prácticamente desconocidas para los argentinos, como los yacimientos de oro y plata de Cerro Vanguardia, en la provincia de Santa Cruz donde, quebrando lo característico del paisaje patagónico se levantan los edificios del gran complejo minero que, en la forma jurídica, explota mayoritariamente la AngloGold Ashanti, multinacional minera con sede central en Johannesburg, Sud África. Prácticamente campos de concentración para los trabajadores, sometidos a rigurosas condiciones de seguridad y, de hecho, fuera del control y ejercicio de la soberanía argentina.



En el territorio de la República Argentina la producción de oro se incrementa cada año. La del año 2014 fue de 57.600 kilos, siendo uno de los pocos países productores aumentara su oferta aurífera, a contramano de la tendencia generalizada a la baja (http://bit.ly/1KZuU6e )



Esos 57600 kgs. de oro equivalen a 1851880,3 onzas troy. Considerando la cotización internacional de la onza troy (unos U$S 1215 y más, a lo largo del año), el monto total supera los 2.250 millones de dólares (U$S 2.250.034.564,50) http://bit.ly/Tva4Sf



Téngase en cuenta, además, que sólo estamos comentando las cifras de producción oficialmente reconocidas, considerablemente inferiores a las reales, ya que la mayor parte del mineral con contenido de oro y plata e incluso oro purificado, sale del país por vías no convencionales, aprovechando las grietas que ofrece el desguazado Estado argentino, sin capacidad de control.



Cabe recordar que, hace algunos años, trascendió que un barco pesquero chileno, el “Polar Mist”, se hundió en el Estrecho de Magallanes. Provenía del puerto de Punta Quilla en Santa Cruz y llevaba 474 lingotes de oro provenientes de la mina Cerro Vanguardia, situada en dicha provincia. En medio del silencio, los marineros fueron rápidamente devueltos a Chile; la Prefectura Naval Argentina nada pudo decir; la Armada nacional solo emitió un comunicado sobre la operación de rescate. La noticia, ni siquiera trascendió en Buenos Aires. http://bit.ly/1oxPPnn

De todas formas, no es extraño: en la capital del pais pocas personas conocen la capacidad de producción de minerales preciosos en Argentina y menos son las que siquiera tienen conocimiento de la existencia y ubicación de yacimientos de oro y plata, como el de Cerro Vanguardia, en la provincia de Santa Cruz.

Los centros de desinformación a través de sus medios, se encargan de que así sea.




EL AGUA

El agua es otro de los recursos abundantes en la Argentina, también en la mira de las transnacionales. Grandes empresas, como Nestlé, no vacilan en sostener a través de sus ejecutivos que el agua no es un derecho, considerando que debería tener un valor de mercado y ser privatizada http://bit.ly/1P3keii

Durante el gobierno de Carlos Menem se profundizó el crecimiento de la extranjerización de propiedades en zonas estratégicas. Se abrió pasó al proceso de entrega de tierras en el país, no ya con la ocupación por fuerzas militares extranjeras, sino mediante el avance a través de “operaciones financieras”. La Cordillera, los bosques nativos, el Acuífero Guaraní y los ríos más caudalosos del país siguen acechados por el proceso de extranjerización de tierras, con una legislación que mantiene el espíritu de los años ’90, considerada una de las más débiles del mundo en materia de protección de los recursos naturales cercanos a las fronteras.

El poder real, que como una gran aspiradora, pretende dominar todo, hasta el agua del mundo, ya logró en los hechos que como otros commodities (petróleo, hierro, minerales, etc.), el agua cotice en Bolsa en los EE.UU.

Desde diciembre de 2020 lo hace bajo la clave de pizarra NQH2O en la Bolsa Mercantil de Chicago / Chicago Mercantile Exchange el lunes. El agua nunca antes se había comercializado de esta manera.


En pocas horas, también comenzó a cotizar en los mercados financieros de Nueva York.



Incluyéndosela en la lista de activos negociables en la NYSE (New York Stock Exchange / Bolsa de Comercio de Nueva York)



La Quebrada de Humahuaca, las islas del Ibicuy, las zonas vitivinícolas de Tupungato y Tunuyán, Calingasta al norte y Gaiman al sur son algunas de las localidades donde los extranjeros se encuentran con facilidades únicas para expandir sus latifundios.

Elsa Bruzzone, profesora de historia y especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional en su libro "Las guerras del agua. América del Sur, en la mira de las grandes potencias", (editado por Capital Intelectual) afirma que "el 20 por ciento de la Argentina tiene dueños extranjeros, especialmente en la Patagonia y la Cordillera". Estimaciones cercanas hacen la Federación Agraria y legisladores de la oposición, aunque nadie ha podido validar sus cálculos, porque no hay información oficial disponible sobre el tema.

Recursos acuíferos: los glaciares del Parque Nacional Los Glaciares, en la provincia de Santa Cruz.


La mayoría de los expedientes de venta de tierras sobre la Cordillera fueron aprobados por vía de la 'excepción' y Santa Cruz y Chubut son las provincias de mayor incumplimiento.

Es de público conocimiento y se encuentran en boca de todos, nombres como el de Benetton, quien compró casi un 1.000.000 de hectáreas en la Patagonia, desalojando inclusive a quienes tienen derechos, como los habitantes de los pueblos originarios; o el de Ted Turner adquirente de 45.000 has. de tierras tambien en la Patagonia, a orillas de lagos sureños.

Quienes intentan transitar por las orillas de los lagos que se encuentran en dichas tierras, toman conocimiento como sus nuevos dueños impiden el paso por el camino de sirga, desconociendo las normas del Código Civil, alambrando sus pasos y protegiendo con guardias armados las violaciones de lo que ellos determinan.

Es también conocido el caso de Douglas Tompkins quien no solo tiene tierras en la Patagonia, sino también la provincia de Corrientes, junto a los esteros del Iberá. Joseph Lewis, multimillonario inglés, se hizo de unas 14.000 has. de tierra en la Patagonia, a orillas del Lago Escondido.

Otros extranjeros conocidos, como Richard Gere, Matt Damon y Robert Duval, poseen grandes extensiones de tierras en Salta, Jujuy y Tucumán.

Siguiendo la línea de desguace y destrucción, en 1993 el entonces gobierno argentino puso a disposición de los Estados Unidos la mayoría de los componentes del “secreto” Proyecto Cóndor II, para su destrucción. Para esto, se contó con los “buenos oficios” de España que -como viene haciendo desde hace más de 500 años con toda Latinoamérica- “colaboró y ayudó” a la Argentina en el desmantelamiento de este proyecto, ofreciéndose como punto de triangulación en el envío de los componentes, herramientas y materiales a la base de Rota (Cádiz) para su total destrucción. El “corralito” fue uno de los episodios cíclicos de la economía argentina. Digo cíclicos, porque aproximadamente cada década, desde los años ’60, se da algún cimbronazo económico originado en los juegos de poder del mundo de los negocios que fue habituando a los habitantes del país a crear sus propios sistemas de defensa frente a las crisis.

Con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 el gobierno de la República Argentina era asumido por una dictadura militar. Con ella, volvía el neoliberalismo a “encargarse” de la economía argentina, de la mano del tristemente célebre José Alfredo Martínez de Hoz (h).

Las portadas de “Clarín” de los días 3, 4, 5 y 6 de abril de 1976 –a menos de un mes del golpe- muestran que la “receta neoliberal” se repite en el tiempo. En un nuevo avance de la receta del neoliberalismo en beneficio de las transnacionales de la minería, Mauricio Macri anunció la quita total de las retenciones para el sector. http://bit.ly/1O8TVGW


EN LAS FOTOS:

Los yacimientos de oro y plata de Cerro Vanguardia, situados en el departamento Magallanes, en la patagónica provincia de Santa Cruz. Por la ruta nacional 3, a la altura del kilómetro 2146, a unos 150 kms. al noroeste de Puerto San Julián; al sudoeste de Tres Cerros y al noreste de Gobernador Gregores.






La concesión minera abarca (oficialmente) 510 kms2, más de dos veces y media la superficie territorial de la ciudad de Buenos Aires.



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