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Los grandes de la Patria: don Martín Miguel de Güemes

Martín Miguel Juan de Mata de Güemes Goyechea, nació en la villa de Salta el 8 de febrero de 1785, en el seno de una familia de noble origen.

Fue su madre doña María Magdalena de Goyechea y la Corte, jujeña de origen, hija de doña Magdalena Ignacia de la Corte y Rosas y del Maestre de Campo, don Martín Miguel de Goyechea, Teniente de Gobernador de Jujuy, descendiente de Francisco de Argañaraz y Murguía descendiente del fundador de la actual capital jujeña el 19 de abril de 1593, con el nombre de “San Salvador de Velazco en el Valle de Jujuy”.

Su padre fue don Gabriel de Güemes Montero, originario de Santander (capital de la actual comunidad autónoma de Cantabria); hombre ilustrado, que en 1777 fuera nombrado Tesorero Oficial Real de las Cajas de Jujuy, haciéndose cargo en 1778 de ese cargo de la corona española. Recién llegado a Jujuy, el 31 de mayo de 1778, matrimonio con doña Magdalena, entonces de 15 años de edad.

Tuvieron nueve hijos, Martín Miguel y ocho hermanos: Juan Manuel, Gabriel José, María Magdalena Dámasa, Francisca, José Francisco, Benjamín, Isaac y Napoleón. Sólo el primero, Juan Manuel, nació en Jujuy; los otros lo hicieron en Salta. María Magdalena Dámasa Güemes de Tejada, conocida popularmente por su apodo: “Macacha” Güemes.

Martín Miguel de Güemes tuvo una buena educación con maestros particulares que le enseñaron los conocimientos filosóficos y científicos de su tiempo, que posteriormente fueran ampliados por Manuel Antonio Castro.

Alternó la enseñanza formal con el aprendizaje de las labores campesinas en las fincas de la familia.

El 13 de febrero de 1799, con 14 años de edad, se incorpora como cadete a la 7ma. Compañía del IIIer Batallón del Regimiento de Infantería de Buenos Aires, que tenía su asiento en la ciudad de Salta.

Por disposición virreinal fue trasladado a Buenos Aires en 1805, donde comenzó a defender la integridad territorial combatiendo durante las Invasiones Inglesas que se dieran en el marco de la undécima Guerra anglo-española (1804-1809).

Participó en la Reconquista de Buenos Aires, protagonizando una curiosa hazaña: viendo que un barco inglés había encallado por la bajante repentina del río, encabezó una carga de caballería y lo abordó; siendo ésta una de las pocas veces en que un buque de guerra fuera capturado por una unidad de caballería.

El año siguiente -1807`- también participó en la defensa de Buenos Aires, ante la segunda invasión inglesa.

Afectado por una afección en la garganta, posible derivación de complicaciones causada por la hemofilia que padecía, por entonces enfermedad desconocida, fue trasladado a Salta.

Una de las primeras medidas que fueran consecuencia de la Revolución de Mayo de 1810, fue el rápido envío por parte de la Primera Junta de la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú.

Güemes, entonces al servicio de la causa revolucionaria, se desempeñó eficazmente al mando de un Escuadrón Gaucho en el área de la Quebrada de Humahuaca, desarrollando acciones para impedir la comunicación entre los opositores al nuevo régimen y los realistas del Alto Perú. Decisiva fue su actuación en la batalla de Suipacha, librada el 7 de noviembre de 1810, triunfo de las armas patriotas que intentaban recuperar el valioso territorio altoperuano.

Se mantuvo en la región de la Quebrada que los ejércitos de las provincias "de abajo" fueran derrotados en la Batalla de Huaqui, el 19 de junio de 1811; prestando ayuda a los derrotados que huían.

Fue entonces cuando comenzara su famosa guerra de recursos, retrasando el avance de partidas realistas antes de la llegada del cuerpo principal del ejército realista, al mando del general hispano Juan Pío de Tristán y Moscoso, arequipeño de origen

En junio de 1812 Belgrano separa del Ejercito del Norte a Güemes dándole traslado a Buenos, en virtud de no estar de acuerdo por su conducta privada.

En Buenos Aires, el 4 de diciembre de 1813 Güemes fue promovido como capitán de caballería y teniente coronel graduado de Ejército.

El 11 de diciembre de ese año el entonces coronel José de San Martín partía de Buenos Aires, comandando fuerzas destinadas a incorporarse al Ejercito del Norte. Integraba estas fuerzas el teniente coronel graduado, don Martín Miguel de Güemes.

La posta de Yatasto es una antigua posta del camino real, situada cerca de San José de Metán, provincia de Salta. Es bien conocida por los argentinos, por las históricas reuniones que en ella tuvieron lugar durante la guerra de la Independencia; sobre todo por el famoso encuentro entre Manuel Belgrano y José de San Martín, en enero de 1814, en el cual Belgrano traspasara el mando de las casi aniquiladas huestes argentinas a San Martín.

El 29 de enero de 1814 San Martín reconocía a Güemes como General en jefe del Ejército del Norte, designándolo jefe de las avanzadas del Río Pasaje (ahora Juramento). Fue allí donde Martín Miguel de Güemes hizo su juramento.

Joaquín González de la Pezuela Griñán y Sánchez de Aragón Muñoz de Velasco, tras las derrotas del Ejército realista del Alto Perú a manos del Ejército del Norte de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en las batallas de Tucumán y Salta fue nombrado comandante del ejército realista, sucediendo a José Manuel de Goyeneche.

Avanzando hacia el sur, Pezuela ocupó la ciudad de Salta a fines de mayo de 1814. Poco le duró, pues pese a contar con el apoyo de algunos realistas locales, fuerzas gauchas de la región, organizadas por Luis Burela y Martín Miguel de Güemes, lo aislaron de la provincia, impidiéndole hacerse de víveres. Se vio obligado a retroceder hacia el norte.

El 14 de septiembre de 1816 Güemes informaba a Belgrano, desde su cuartel de Humahuaca: "La retirada de los enemigos tan indecorosa y perjudicial para ellos, la han hecho sin más motivo que el haber sabido se movían las divisiones de mí mando: de modo que no solamente los de Yavi han fugado, dejando útiles de guerra que se expresan en los partes.....; sino también hemos desconcertado todos sus planes, haciendo salir a Olañeta y Marquiegui de Tarija”.

Días más tarde, el 27 de septiembre de 1816, Güemes realizó una proclama informando al pueblo la huida del enemigo e instando a la población a volver a sus casas y actividades “…para disfrutar de la tranquilidad y dar gracias al Dios de los Ejércitos y a Nuestra Generala” (la Virgen).

A su vez, Manuel Belgrano informó al Congreso de Tucumán, dando cuenta del triunfo de Martín de Güemes contra los realistas españoles, por oficio de 11 de octubre de 1816

En octubre de 1816 Joaquín de la Pezuela fue nombrado virrey del Perú, el trigésimo noveno en esa función; sucediendo a José Fernando de Abascal, que había ocupado ese cargo durante diez años.

Las tropas realistas al mando del mariscal José de la Serna intentaron nuevamente invadir el norte pero acabaron emprendiendo la retirada, acosados y hostigados por los gauchos de Güemes, que las derrotaron en Puesto del Marqués, Tarija y Cachimayo,

El capitán español Pedro Antonio Olañeta fue comisionado por el virrey del Perú para sobornar a Güemes, quien lo paró en seco:

"Yo no tengo más que gauchos honrados y valientes. No son asesinos sino de los tiranos que quieren esclavizarlos. Con éstos únicamente espero a usted, a su ejército y a cuantos mande de España. Convénzanse ustedes de que jamás lograrán seducir no a oficiales, sino ni al más infeliz gaucho. En el magnánimo corazón de estos hombres no tiene acogida el interés, ni otro premio que su libertad (...) al pueblo que quiere ser libre no hay poder humano que lo sujete" (Atilio Cornejo, "Historia de Güemes", Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, Espasa-Calpe, 1946).

Los gauchos argentinos hostilizaron sin tregua a los realistas, conducidos por oficiales de la talla de los coroneles Jorge Vidt, Juan Antonio Rojas, José ‘Pachi’ Gorriti, Luis Burela y Saavedra y Bonifacio Ruiz de los Llanos; los capitanes José Gabriel Ontiveros, Alejandro Burela y Saavedra, Juan Esteban Tapia, Juan Zambrano y Mariano Morales; los tenientes Brígido Arias y Marcelino Aparicio; el alférez Antonio Leytes; el ayudante Santiago Zavala; los comandantes, Pedro Zabala y Bernardino Olivera y el sargento mayor Apolinario Saravia, que respondían al general Martín Miguel de Güemes.

Las montoneras de Güemes dieron guerra sin cuartel, que pasaría a la historia como “la Guerra Gaucha”.

Hombres de a caballo, fueron éstos animales su principal apoyo y recurso. Con escasos y pobres aperos o simplemente en pelo, cargaban impetuosamente golpeando con fiereza a la tropa adversaria; golpeando para retirarse luego y perderse en el monte o en el irregular terreno, que bien conocían

Sin uniformes, su vestimenta fue la de las ropas humildes del paisano norteño; sombrero aludo; bota de potro y espuelas, si había.

El armamento también fue heterogéneo: algunos tenían fusiles y recortados; otros hacían sus temibles chuzas atando en la punta de una tacuara la hoja de un filoso facón, que manejaban con suma destreza. También usaron boleadoras y lazos, e incluso sables y armamento arrebatado al enemigo.

En los ejércitos de tierra de varios países las tácticas guerrilleras de Güemes fueron motivo de estudio. El mayor Borivaje Radulovic, del ejército yugoeslavo, es autor de “La Guerrilla en la Guerra”, editada en castellano por el Círculo Militar (Vol 378. Buenos Aires, 1949), obra en la que dice "Las montoneras de Güemes hicieron una guerra sin cuartel que ha pasado a la historia como Guerra Gaucha. Cada uno de sus miembros serviría como modelo para fundir en bronce la figura del soldado irregular, del guerrillero".

De hecho, la película argentina “La guerra gaucha” fue un éxito en la ex-Yugoslavia, donde se la conociera con el título “Rat Gauča”, distribuida por Lovćen Film.

Los pedidos de ayuda de Güemes fueron permanentes, pero los auxilios no llegaron nunca. La situación se volvía insostenible: las clases altas salteñas le retaceaban su apoyo, quizá tratando de evitar el incremento del poder de Güemes, además del rechazo de clase hacia las partidas de gauchos armados, a los que sólo reconocían como peones de sus haciendas. Güemes se vio obligado a imponerles empréstitos forzosos sobre sus fortunas y haciendas.

Hacia 1821 Güemes, gobernador de la provincia de Salta y comandante en jefe de la Guerra Gaucha que había frenado por más de cinco años los ataques realistas a las Provincias Unidas del Río de la Plata, debió enfrentar movimientos internos. Primero, un alzamiento en Tucumán y luego una asonada en Salta donde, aprovechando la ausencia del caudillo, se lo acusó de tirano, siendo depuesto.

Para mediados de 1821 varias familias de traidores de la oligarquía salteña se pusieron de acuerdo con el general vasco español Pedro Antonio de Olañeta Marquiegui, originario de Elguetea (Guipúzcoa), relevante figura de las tropas españolas en el Alto Perú, para entregarle la ciudad de Salta.

Güemes regresó sin prisa, ocupó pacíficamente la ciudad y perdonó a los revolucionarios. Ésa fue la llamada "Revolución del Comercio" que, aunque fracasada, dio inicio a un partido de oposición, conocido como "Patria Nueva", en oposición a la "Patria Vieja", es decir, al partido de Güemes.

Conociendo la situación, Olañeta planificó un ataque indirecto sobre la ciudad de Salta: avanzó rápidamente amenazando la Quebrada de Humahuaca, pero luego retrocedió hasta el pueblo de Mojo. Mientras enviaba en secreto al coronel Valdés con una partida de cuatrocientos hombres por el "camino del despoblado" —actual ruta 40—; Olañeta abandonó Mojo ostensiblemente con todos sus hombres, retirándose hacia Tupiza.

Cuando tuvo conocimiento que los hombres de Güemes informaban a su jefe de la retirada, volvió rápidamente hacia el sur.

Mientras tanto, Valdez bajó hacia la quebrada del Toro, y desde allí, por escarpadas sendas, alcanzó en la noche la ciudad de Salta. El ataque tomó por sorpresa a Güemes, que alcanzó a llegar a la casa de su hermana Magdalena Güemes de Tejada, más conocida como "Macacha". Mientras escribía una carta escuchó disparos y decidió salir por la puerta trasera. Logró montar su caballo y emprenderla al galope, siendo perseguido por una partida encabezada por el coronel realista José María “Barbarucho” Valdéz.

Valdéz, un delincuente originario de Valencia, radicado por muchos años en la región, era experto en robar y arrear ganado, actividades que le permitieron conocer múltiples senderos poco transitados. Integraba la partida con miembros de la familia realista Archondo, de Salta.

En la Cañada de la Horqueta, cerca de la ciudad de Salta, baleado desde atrás, recibió un balazo en la espalda. Era el 7 de junio de 1821.

Llegó gravemente herido a su campamento de Chamical, donde en 1818 había hecho levantar una capilla, ubicada sobre el recorrido del antiguo Camino Real en el lugar, que fuera posta de carretas.

Sus gauchos habían levantado allí la capilla, para tener un lugar para orar para si y sus familias, que vivían en los alrededores; además de un lugar consagrado donde pudieran descansar los restos de los soldados gauchos que hasta entonces eran enterrado debajo de los árboles.

La herida de Güemes, que padecía hemofilia, nunca cicatrizó y murió diez días más tarde, el 17 de junio de 1821.

Así murió el preclaro argentino, de relevante actuación en la guerra de la Independencia del yugo español; líder de la Guerra Gaucha en el noroeste argentino y parte de los actuales territorios del norte de Chile, Bolivia y sur del Perú.

El cuerpo de Güemes fue enterrado en tierras de la capilla de Chamical, hasta que el 14 de noviembre de 1822, el entonces gobernador de la provincia de Salta, Dr. Ignacio Gorriti ordenó el traslado de sus restos a la Catedral de Salta, donde hoy descansan en el panteón de las Glorias del Norte.

En 1999, la República Argentina declaró el 17 de Junio como Día Nacional de la Libertad Latinoamericana, en conmemoración del fallecimiento del General Martín Miguel de Güemes, mediante la ley nacional 25172, promulgada el 4 de octubre de 1999; publica en el Boletín Oficial de la República Argentina nro. 29247 de 8 de octubre de 1999 (pag. 4).


AUDIO:

¡VIVA GÜEMES! Hernán Figueroa Reyes

Hernán Figueroa Reyes, nacido en Salta, el 14 de septiembre de 1936, fue hijo del fecundo escritor José Figueroa Aráoz y de Mariela Reyes, creadora y directora del espectáculo folklórico norteño la Cacharpaya, que durante mucho tiempo estuvo vigente en la carpa instalada en Av. Balbín y General Paz (extremo noreste del Parque Sarmiento), en el deslinde entre la ciudad de Buenos Aires y el partido bonaerense de Vicente López

Hernán fue un relevante cantor, músico y compositor sostenedor del folclore norteño y los valores de la Patria.

Falleció el 5 de febrero de 1973, a consecuencias de las heridas recibidas el día 2 de febrero en un accidente de automóvil, en el km. 109 de la ruta nacional 9. Tenía entonces 36 años.

En 1971 Hernán Figueroa Reyes grabó el álbum ¡VIVA GÜEMES!, integrado por 11 pistas, con el mismo número de temas, cuyas letras son de la autoría de don León Benarós (Villa Mercedes, San Luis, 6 de febrero de 1915 - Buenos Aires, 25 de agosto de 2012), prestigioso abogado, historiador, poeta y folclorista argentino.

Para escucharlos, cliquear sobre la siguiente imagen:





VIDEO:

“La guerra gaucha” es una película argentina que dirigiera Lucas Demare, integrando el elenco Enrique Muiño, Francisco Petrone, Ángel Magaña y Amelia Bence, entre otros.

Se estrenó en Buenos Aires, la noche del 20 de noviembre de 1942 en el cine Ambassador, de la calle Lavalle 777, siendo considerada "la película de más éxito del cine argentino, y también una de las mejores".

De tono épico, la acción se desarrolla en 1817 en la provincia de Salta (en el noroeste de la Argentina), rememorando las acciones de guerrilla de los gauchos partidarios de la independencia, bajo el mando del general Martín Güemes, contra el ejército regular realista subordinado la monarquía española.

Para la filmación se construyó una aldea en la misma zona donde se desarrollaran los acontecimientos históricos. Las escenas de conjunto contaron con la participación de unas mil personas, hecho sin precedente en el cine argentino.

Producida por Artistas Argentinos Asociados (AAA), fue su primer gran proyecto. AAA había sido fundada poco antes, el 26 de septiembre de 1941, por Enrique Muiño, Elías Alippi, Francisco Petrone, Ángel Magaña, Lucas Demare, Homero Manzi y algunos hombres de la industria cinematográfica como Enrique Faustín (h). La cooperativa de artistas, necesitó una inversión muy superior a la de otras producciones de la misma época, pero su éxito de público permitió recuperar el costo en la sala de estreno, donde permaneció diecinueve semanas.

Con esta producción el cine nacional confirmó en la época el extraordinario auge del cine argentino en las pantallas del continente, no como producto de la casualidad sino como un claro ejemplo del potencial humano de la entonces incipiente industria cinematográfica nacional.

La segunda guerra mundial se había iniciado y el 4 de septiembre de 1939 el gobierno argentino se declaró neutral, repitiendo la posición que había mantenido durante la Primera Guerra (1914-1918). Gran Bretaña en principio apoyó esa decisión, pues le interesaba que Argentina pudiera seguir abasteciéndola de alimentos; pero a partir de diciembre de 1941, cuando los Estados Unidos entraran en guerra, la política de los aliados pretendió obligar a las naciones americanas a romper su neutralidad frente al Eje e ingresar a la guerra, como fuera el caso de Brasil.

La discusión política a la que se sumó este film, emblemático en su momento respecto a la autodeterminación, continua hasta hoy con absoluta vigencia.

Un detalle más: el 20 de noviembre de 1942, en el cine Ambassador, con el estreno de “La guerra gaucha” también fue estrenada la primera película argentina de dibujos animados en color: “Upa en apuros”, un corto de 12 minutos de duración dirigido por Dante Quinterno, creador de los personajes.

Esta película, de excelente factura, recibió elogios del propio Walt Disney en persona y de sus estudios.

“La guerra gaucha” puede verse cliqueando en el poster que sigue:

BIBLIOTECA:

“General don Martín Miguel de Güemes: conductor militar”

Autor: Coronel (R) Lic. Miguel Ángel Huergo - Profesor Titular Adm. I y Profesor Asesor División Planeamiento Académico del Colegio Militar de la Nación


Resumen: El general Güemes fue un extraordinario conductor de fuerzas irregulares, que en la Intendencia de Salta, rechazó sucesivas invasiones realistas luego de las derrotas del Ejército del Norte en Vilcapugio, Ayohuma y Sipe Sipe, siendo el único general que muere, a consecuencia de las heridas recibidas en combate, en la Guerra de la Independencia.

Las sucesivas derrotas del Ejército del Norte originaron el desarrollo de lo que se dio en llamar la “Guerra Gaucha”.

La tercera invasión realista se produjo en un momento en que América del Sur había sido reconquistada por el Ejército Español, excepto la actual República Argentina, el Uruguay que había sido ocupado por los portugueses y el Paraguay que se mantenía en su aislamiento.

Durante seis meses Güemes y sus milicias gauchas destrozaron un ejército que sólo controlaba el suelo que pisaba, habiendo sido acosado en no menos de 50 combates, debiendo retirarse “militarmente vencido en lucha franca, moralmente humillado y hecho materialmente pedazos en su personal y material”.

Leer y/o descargar cliqueando sobre la siguiente imagen:


Ⓒ Enrique F. Widmann (IberInfo / Buenos Aires)


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