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Enrique Santos Discépolo

El 27 de marzo de 1901, en el porteño barrio de Balvanera, nacía Enrique Santos Discépolo. Compositor, músico, dramaturgo y cineasta argentino, fue conocido como ‘Discepolín’.

Perdió a sus padres siendo aún un niño por ello fue criado por su hermano mayor, Armando Discépolo. Desde que su hermano lo introdujo en el mundo de las artes siguió un método en todas las tareas que emprendía: "Primero aprender y luego lucirse".



Su debut como actor tuvo lugar en 1917, cuando lo hiciera junto al capo cómico Roberto Casaux, estelar figura de la época. Luego Armando lo convocó para la maravillosa obra "El organito".

En 1918 escribió, junto a su amigo Mario Folco, la pieza teatral “Los duendes”, que estrenara Pascual Carcavallo en la temporada de ese ano, en el Teatro Nacional, duramente tratada por la crítica.

Mayor éxito tuvo con otras posteriores: “El señor cura” (adaptación de un cuento de Guy de Maupassant); “Día Feriado”, “El hombre solo”, “Páselo cabo” y, especialmente, “El organito”, crítica pintura social bosquejada junto a su hermano Armando, al promediar la década de los años 1920-1930.

Como actor, Discépolo evolucionó desde los roles secundarios a nombre de reparto, recordándose su trabajo en “Mustafá”, entre muchos otros estrenos.

Mantuvo un romance de 24 años con la cantante toledana Ana Luciano Divis “Tania” (‘vesre’ o revés de Anita).


Hacia fines de los años '20 incursionó en el tango convirtiéndose en el preferido de los cantantes más populares.

Autor tanguero por excelencia, en 1927 compuso el tango “Esta noche me emborracho”, que fuera un éxito en la interpretación de Azucena Maizani.



Poco después, entre 1928 y 1929, escribió “Chorra”, “Malevaje”, “Soy un arlequín” y “Yira-yira”, entre otros. Contemporáneamente, seguía actuando exitosamente en salas teatrales de Buenos Aires y Montevideo.



Entre 1931 y 1934 incursionó en obras musicales más complejas y extensas como "Wunderbar", "Cambalache” -el tango mas versionado de la historia- y "Tres esperanzas" que le abren las puertas de Europa.

En 1935 viajó a Europa donde hizo algunas presentaciones e incluso, junto a Tania, grabó algunos discos para la casa Pathé con la Orchestre Sud-Américain.



De regreso en Buenos Aires se metió de lleno en su pasión: el cine, haciéndolo como actor, guionista y director. Paralelamente compuso sus mejores tangos, como "Alma de Bandoneón", "Que vachaché" y escribió una de las letras para "El choclo", musicalmente viejo tango de Ángel Villoldo (1903).

Entre 1939 y 1943 fue guionista o director en 16 películas, aunque la cima de su carrera fue en 1951 cuando fuera guionista y actor principal de la película "El hincha". Su última página como compositor de tangos fue la magnífica "Cafetín de Buenos Aires" un verdadero himno nacional.


DISCÉPOLO, VECINO DE LA LUCILA

A principios de 1941 Enrique Santos Discépolo y Tania (Ana Luciano Divis, artista española originaria de Toledo) dejaron el departamento que ocupaban, en la calle Uruguay (Buenos Aires) y se instalaron en un chalet que habían hecho construir en La Lucila, situado en la calle Comandante Franco 334, entre Avenida del Libertador y Andrés Ferreyra; al lado, había un bar, el “Chaina”.



Es un chalet de dos plantas. En el piso superior estaba la habitación que Discépolo utilizara como estudio o escritorio, con balcón y ventanas a través de las cuales, en esa época, probablemente llegaba a ver el Río de la Plata.

En ese chalet, donde los visitaban sus amigos –como Homero Manzi y Julián Centeya- compuso algunas de sus célebres obras, entre ellas “Uno” (1943), tango con música de Mariano Mores y “Canción Desesperada” (1944).



Discépolo había conocido a Juan D. Perón, en el año 1938, cuando éste era agregado militar a la Embajada Argentina ante la República de Chile, estando el poeta de paso por Santiago.

A mediados de 1944, estando ambos en Buenos Aires, el gobierno militar que encabezaba el general Pedro P. Ramírez, con el propósito de depurar el castellano que se hablaba en Buenos Aires, inició por medio de la Dirección General de Comunicaciones una campaña de censura de los textos difundidos por radio, incluyendo las letras de tangos lunfardescos o de argumentos más crudos. A nivel popular, el decreto –aún es esa época- llegó a verse ridículo: “Percal”, de Homero Expósito, fue prohibido por unos de sus versos, el que dice “…tenías quince abriles…” ¡La protagonista era una menor! Discépolo tuvo que modificar varias obras: “Que vachaché” se convirtió en “Que hemos de hacerle” ¡Título imbancable!; “Sobre el pucho”, pasó a ser “Un callejón en Pompeya”; “Chiqué” fue entonces “El elegante” y "Barrio reo”, “Barrio mío”.

Homero Manzi y Discépolo entrevistaron a Perón, que entonces era secretario de Trabajo y Previsión. Discépolo le dijo: "Si lo dejan, el lunfardo se va a morfar a la Academia, coronel". Perón comenzó a reirse y sentenció: "Van a tener que convivir".

Poco después Discépolo se mudaba de su casa en La Lucila a un departamento de Callao al 700.

El chalet fue vendido a un abogado, siendo destinado a vivienda familiar, siendo sus descendientes quienes actualmente lo habitan; prácticamente sin cambios estructurales, salvo las derivadas de tareas de mantenimiento y algunas modificaciones menores, como la reja y cerco metálico que cubren todo el frente, separando el solar de la acera.


ÚLTIMOS AÑOS

De vuelta de una gira por México y Cuba, compuso “Cafetín de Buenos Aires” (1948). Desde entonces siguió produciendo películas, obras teatrales y tangos, algunos de los cuales fueron estrenados después de su muerte.

El 13 de abril 1951, estrenó la última película que como actor protagonizara, dirigida por Manuel Romero: “El hincha”, con argumento centrado en el mundo de la afición al fútbol.

A fines de los años ’40 y principios de los ’50, desde los micrófonos de la radio y con el apodo de "Mordisquito", en plena vigencia del Estado de Bienestar del primer peronismo, combatió a los que consideraba "carneros" de la oligarquía o cipayos.

Enrique Santos Discépolo, un intelectual-estrella en el marco del escenario de los mejores, es un valor de inevitable importancia en la cultura popular de los argentinos.

La muerte lo encontró el 23 de diciembre de 1951, a los 50 años de vida, en el departamento que ocupaba en Callao y Córdoba, cuando le acompañaba el gran actor Osvaldo Miranda.


“PIENSO Y DIGO LO QUE PIENSO”

Cuando don Juan Domingo Perón llega a la Presidencia de la Nación, en 1946, Enrique Santos Discépolo que fuera anarquista en sus comienzos, se hace ferviente seguidor de las ideas planteadas durante el primer gobierno peronista.

Así como otros hombres y mujeres de la cultura apoyaron a Perón, Discépolo decidió hacerlo desde su pluma.



En 1951 comienza un programa en Radio El Mundo, cuyo título original fue “Pienso y digo lo que pienso”, en el que durante cinco minutos actores, músicos y cantantes daban su opinión en ese año electoral. Hacia mediados de año (julio/agosto) el espacio quedó a cargo de Discépolo, quien rebautizó el programa como “¡A mí me la vas a contar…!”.

Con libreto propio, se mostró como un actor en el rol del personaje de un memorioso que hace ver los hechos a quienes no creían en el gobierno peronista: “Resulta que antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Sobre todo lo chiquito. Pasaste de náufrago a financista sin bajarte del bote".

Entre los muchos anónimos que recibiera criticando sus pensamientos, encontró uno firmado por un tal “Mordisquito”. Desde entonces, a partir de su vigésimo quinta charla, ese seudónimo se convirtió en personaje y cobró vida: era el otro, el contrera, ese que siempre quería quedar bien y no reconocer nada.

Fueron 37 noches las de las charlas de Discépolo en Radio el Mundo. Las elecciones llegaron el 11 de noviembre de ese año. Enrique, casi sin fuerzas para luchar, volvió al micrófono haciendo dos charlas más que fueron las últimas de su vida pública y las que se pudieron salvar de la destrucción total de los acetatos con las charlas precedentes, llevada a cabo por la revolución libertadora.

En realidad estas últimas dos charlas fueron agregadas luego de finalizado el ciclo y presentan a un Discépolo que ha sufrido ataques y agravios de todo tipo y que muy probablemente ya ha comenzado el proceso que lo llevaría a la muerte en diciembre de ese mismo año, 1951.

Se puede escuchar una de ellas cliqueando sobre la imagen siguiente:




LOS TANGOS DE DISCÉPOLO

La vasta producción musical de Enrique Santos Discépolo le brindó gran prestigio en su calidad de autor y fueron innumerables los intérpretes que los incorporaran a su repertorio. Hasta hoy, tras muchos años de su muerte, se siguen interpretando y escuchando en el mundo.

He aquí algunos de ellos:







que pueden escucharse accediendo al álbum, cliqueando sobre la imagen siguiente o bien, en forma individual, haciendo doble click sobre cada uno de los títulos precedentes:




VIDEO: “EL HINCHA”

El 13 de abril 1951, se estrenó la última película que como actor protagonizara Enrique Santos Discépolo, dirigida por Manuel Romero: “El hincha”, con argumento del mismo Discépolo y el célebre Julio Porter; centrado en el popular mundo de la afición al fútbol, “la barra” del café, el partido del domingo, el ritual del antes y después del estadio. Un dialogo con la madre, muy recordado, sobre el hincha, el fútbol y la vida: “¿Para qué trabaja uno si no es para ir el domingo a romperse los pulmones en las tribunas hinchando por un ideal? ¿O es que eso no vale nada?”

Agregando más adelante: "¿Que sería de un club sin el hincha?...El hincha es el alma de los colores...”

Cliquear sobre el poster siguiente para reproducir el video:


VIDEO: “YIRA, YIRA”

“YIRA, YIRA” es un famoso tango, con letra y música de Enrique Santos Discepolo, escrito en 1929. Fue interpretado por numerosos artistas en distintos géneros musicales.

La versión más famosa fue la que hiciera Carlos Gardel con sus guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol, que fuera grabada en 1930 para el cortometraje del mismo título, que podemos ver.

Bajo la dirección de Eduardo Morera (nac. en Buenos Aires el 9 de enero de 1906 – fall, el 21 de enero de 1997) fueron filmados en la capital argentina quince cortometrajes musicales, en los que actuara Carlos Gardel. Se realizaron según el guión de Enrique Pedro Maroni, participando en ellos Francisco Canaro y Carlos Gardel, siendo filmados entre el 23 de octubre y el 3 de noviembre de 1930.

De esos quince cortometrajes, cuatro no fueron hallados y uno no reúne las condiciones para ser exhibido.

Yira, yira” fue grabado el 16 de octubre de 1930, quedando musicalmente registrado por el sello Odeon (Buenos Aires, 16 oct 1930. Odeon 18830A / matriz 6189). En la cara opuesta, se grabó el tango “Incurable”, de la autoría de Guillermo Barbieri (música), con letra de Roberto Aubriot Barboza (registro realizado en Buenos Aires el 21 ago 1930. Sello Odeon 18830B / matriz 5953).

Se estrenaron a partir del 3 de mayo de 1931 en el cine Astral, sito en la avenida Corrientes 1641, de Buenos Aires, como “Variedad musical”, acompañando la exhibición de la película “Luces de la ciudad” de Charles Chaplin.

Estos cortometrajes fueron las primeras películas realizadas en los “Estudios Valle”, de la calle México 832, de propiedad del empresario de cine de origen italiano Federico Valle.

Dijo Discépolo: “Ese tango nació en la calle, precisamente, me lo inspiraron las calles de Buenos Aires, el hombre de Buenos Aires, la rabia de Buenos Aires...

Yo no escribí esa canción con la mano. La padecí con el cuerpo. Quizá hoy no la hubiera escrito porque los golpes y los años serenan. Pero entonces tenía veinte años menos y mil esperanzas más”

“Grité el dolor de muchos, no porque el dolor de los demás me haga feliz, sino porque de esta manera estoy más cerca de ellos y traduzco ese silencio de angustia que adivino.

Use un lenguaje poco académico porque los pueblos son siempre anteriores a las academias. Los pueblos claman, gritan y ríen sin moldes”

Cliquear sobre la imagen siguiente para reproducir el video:


BIBLIOTECA:

“MORDISQUITO” es la recopilación de los textos de los monólogos que desarrollara Enrique Santos Discépolo en las noches de Radio El Mundo, en su espacio “¡A mí me la vas a contar…!”

El documento digital, en soporte pdf, se puede leer y/o descargar cliqueando sobre la imagen:



© Enrique F. Widmann-Miguel (IberInfo-Buenos Aires)



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