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Capitán de Navío don Hans Langsdorff, caballero del mar

Cada 20 de diciembre, en el Cementerio Alemán de Buenos Aires, se honra al Kapitän zur See (lit. Capitán de Mar / Capitán de Navío) don Hans Langsdorff y se evoca su participación al frente del acorazado ‘Admiral Graf Spee’ en la Batalla del Río de la Plata, cuando comenzaba la segunda guerra mundial; recordándose a los tripulantes caídos entonces y a aquellos que, con el tiempo, siguieron el camino a la eternidad

Hans Johann Wilhelm Rudolf Langsdorff nació el 20 de marzo de 1894 en Bergen, isla de Rügen, la mayor de las islas alemanas en el Báltico (actual Estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental o Anterior); siendo su padre Ludwig Langsdorff y Elisabeth Steinmetz su madre.

Fue el mayor de los hijos en el seno de una familia de juristas y religiosos, enmarcada en la ley y la fe más que en la tradición naval.

En 1898 la familia se mudó a Düsseldorf, donde fueron vecinos de la familia del Conde (Graf) Maximilian von Spee, héroe naval germano quién, años más tarde, con el grado de Almirante, comandara la escuadra alemana que venciera a los británicos en la batalla de Coronel, en la bahía de ese nombre, situada en aguas territoriales chilenas el 1 de noviembre de 1914 y, tras cruzar el Cabo de Hornos, volvió a enfrentarlos a principios de diciembre de 1914 en la batalla de las Islas Malvinas, a unos 15 kilómetros mar afuera de Puerto Argentino (Port Stanley, en la cartografía británica), en ésta ocasión con resultado adverso.




Von Spee, al frente de la escuadra, con comando en el SMS (‘Seiner Majestät Schiff /Buque de Su Majestad)"Scharnhorst’, crucero acorazado (Großer Kreuzer) de la Armada Imperial Alemana (Kaiserliche Marine), alcanzado por el fuego de la artillería naval británica, se hundió en la nave junto a los 795 hombres de su tripulación.

Su hijo, el teniente Heinrich von Spee, a bordo del otro crucero acorazado de la escuadra, el SMS ‘Gneisenau’, alcanzó a ver el hundimiento de la nave de su padre. Una hora más tarde, bajo fuego de los cruceros de batalla británicos HMS (His/Her Majesty's Ship/Buque de Su Majestad) ‘Carnavon’ y HMS ‘Inflexible’, el comandante del SMS ‘Gneisenau’, con la maquinaria propulsora destruida, ordenó abrir las válvulas y dejar que el buque se hundiera. De los 800 hombres de su tripulación, solo salvaron la vida unos 180; entre los desaparecidos estaba el teniente Heinrich von Spee.

El crucero ligero alemán SMS ‘Nürnberg’ fue perseguido y hostigado por la artillería del crucero armado británico clase Monmouth HSM ‘Kent’ hasta que, con las calderas sobre exigidas el primero tuvo que reducir la velocidad y al tenerlo a unos 700 metros de distancia, la artillería del ‘Kent’ cañoneó intensamente al ‘Nürnberg’ que, ya inmovilizado, alzó la popa y se fue a pique. De su dotación de 322 hombres, solo 7 fueron salvados. Otro oficial de la Armada Imperial germana, Otto von Spee, también hijo del almirante, fue uno de los desaparecidos que quedara con su padre y hermano en las aguas del Atlántico Sur.

Langsdorff cursó el Städtischen Realgymnasium (Escuela secundaria pública local) de la calle Kloster (Klosterstraße) y, en el año 1912, influenciado por sus honorables vecinos y aún contra la voluntad de sus padres, ingresó a la Academia Naval de Kiel, egresando como guardiamarina de la Armada Imperial. Tras completar su formación para servir a la Patria, se desempeñó como Alférez de Navío en la Primera Guerra Mundial. Participó en la batalla de Jutlandia (1916) recibiendo tras ella la Cruz de Hierro de segunda clase.

En 1917, como Teniente de Navío, pasó a comandar un dragaminas, afectado a las tareas de barrido de minas en el Mar del Norte.

También se hizo merecedor de la Cruz de Hierro de 1ra Clase (Eisernes Kreuz 1.Klasse) y la Cruz Hanseática de Hamburgo (Hanseatenkreuz Hamburg).

Después de la guerra fue transferido a la reorganizada Armada Imperial. Fue ascendido el 1 de abril de 1922 al grado de Kapitänleutnant (Capitán de Corbeta). Por entonces era el jefe de la 3ª Torpedobootshalbflottille (Flotilla de Torpederos).

En 1923, mientras prestaba servicios en la oficina de la Armada en Dresde (Sajonia), conoció a Ruth Hager, hija de Igo y Johanna Hager, nacida en esa ciudad el 30 de marzo de 1900, contrayendo matrimonio en 1924.

Tuvieron tres hijos, dos varones y una mujer: Johann, nacido el 14 de diciembre de ese año; Hans Joachim, nacido el año siguiente y la mujer, Ingeborg, nacida el 7 de julio de 1937.

En 1937 falleció su primer hijo, por entonces estudiante. Sobre el fin de la segunda guerra mundial, el 20 de diciembre de 1944 (quinto aniversario de su muerte) también murió su hijo Hans Joachim, en una acción de guerra en Bélgica, integrando una flotilla de mini submarinos (submarinos individuales / Biber-midget submarines) que intentara volar las esclusas de Amberes.

En octubre de 1925 pasó a prestar servicios en el Ministerio de Defensa del Reich (Reichswehrministerium), en el área de coordinación de relaciones entre la Armada y el Ejército.

Langsdorff prestó servicios hasta 1935 en el Ministerio de Defensa. Durante estos años se graduó en la Escuela de Estado Mayor Naval.

Fue ascendido a Fregattenkapitän (Capitán de Fragata) a partir del 1 de septiembre de 1935. Entre 1936 y 1938 fue oficial de Estado Mayor.

Fue el primer oficial a las órdenes del entonces Konteradmiral (contraalmirante) Hermann Boehm, jefe de las Aufklärungsstreitkräfte (Fuerzas de Exploración) y contemporáneamente al mando de las fuerzas navales alemanas de no intervención ante las costas españolas (Deutschen Seestreitkräfte vor der spanischen Küste) en la fase inicial de la Guerra Civil Española, entre el 25 de agosto de 1936 hasta el 3 de agosto de 1937. El buque insignia fue el crucero acorazado de clase Deutschland ‘Admiral Graf Spee’, llevando a cabo tareas de control marino internacional frente a las costas de España.


EL ‘ADMIRAL GRAF SPEE’

La Reichsmarine dio la Orden construcción del ‘Admiral Graf Spee’ el 23 de agosto de 1932, asignándose su ejecución al astillero de la Armada alemana (Reichsmarinewerft) de la Base Naval de Wilhelmshaven. En 1935 cambiaría la denominación Reichsmarine a Kriegsmarine (de Marina del Reich a Marina de Guerra).

Fue puesto en grada en el referido astillero el 1 de octubre de 1932.

Antes de que recibiera su nombre definitivo, fue identificado como 'Panzerschiff C' y 'Ersatz Braunschweig', puesto que estaba destinado a reemplazar al viejo buque de guerra 'Braunschweig' en el inventario de la flota.

Fue botado el 30 de junio de 1934, pronunciando el discurso del caso el Almirante Erich Johann Albert Raeder; siendo bautizado por la Gräfin (condesa) Huberta von Spee, hija del Vicealmirante Maximilian Graf von Spee, de quien la nave llevara el nombre.


Desplazaba 16.020 toneladas, aunque oficialmente, de acuerdo con los términos del Tratado de Versalles, los buques de guerra que debían reemplazar a los barcos existentes en el inventario de la Armada Alemana estaban limitados a desplazar 10.000 toneladas y a armar solo dos torres tipo hongo con 3 cañones de 280 mm (11 pulgadas) cada una.

El coste de la construcción del ‘Admiral Graf Spee’ fue de 82 millones de Reichsmarks. Se ahorró una gran cantidad de tonelaje usando soldadura eléctrica de profundidad en lugar de remaches. Poseía una propulsión de dos propelas y un único timón romboide en la línea de crujía.



Fue armado con seis cañones de 280 mm. SK C/28 montados en dos torretas triples, una delante y otra detrás de la superestructura. Se agregó una batería secundaria de ocho cañones de 150 mm. SK C/28, agrupados en torretas individuales a ambos lados del centro del crucero. Su batería antiaérea original se integraba con tres cañones de 88 mm. L/45, que fueron reemplazados por seis de 88 mm. L/78 en 1935.

Se terminó de equipar en enero de 1936.

En 1938 los cañones originales fueron retirados para dar cabida a otros seis de 105 mm. L/65, cuatro de 37 mm. y diez de 20 mm.

También integraban el armamento del crucero un par de tubos lanzatorpedos cuádruple de 533 mm., instalados a popa, sobre la cubierta.

Estaba equipado con dos hidroaviones Arado Ar 196 A1 (sucesores de los Heinkel He 50, He 60 y He 114), con una catapulta para su despegue.



El ‘Admiral Graf Spee’ fue modificado entre diciembre de 1937 y septiembre de 1938, retirándosele los dobles reflectores laterales del mástil torre, dejando un solo reflector al frente. También se cambiaron sus cañones de 88 mm. por otros de mayor calibre, 105 mm. Se le añadió un radar tipo Fumo 22 en la cofa del mástil torre.

A mediados de 1939 se le adicionaron ametralladoras de 20 mm. en montaje simple y se modificó parte del puente principal del mástil torre.

Tecnológicamente, el barco estaba por delante de su tiempo, especialmente en términos de velocidad. No así en términos de blindaje; en cuanto a este, el ‘Admiral Graf Spee’ contaba con una faja lateral que protegía la línea de flotación hasta 1,5 m por encima y por debajo de esta línea.

El crucero fue comisionado el 6 de enero de 1936 y sus sucesivos comandantes fueron:

Kapitän zur See Konrad Patzig, desde el 1 de junio de 1936 al 1 de octubre de 1937

Kapitän zur See Walter Warzecha, desde 1 de octubre de 1937 a 1 de octubre de 1938



El ‘Admiral Graf Spee’ llevó a cabo cinco patrullas de no intervención durante la Guerra Civil Española, entre 1936 y 1938. También participó en la coronación del rey Jorge VI del Reino Unido, en mayo de 1937.



El 1 de octubre de 1938, con el rango de Kapitän zur See (Capitán de Navío), Langsdorff fue designado como nuevo comandante del crucero acorazado ‘Admiral Graf Spee’.

Con Langsdorff en el comando de la nave, el ‘Admiral Graf Spee’ realizó varias visitas de buena voluntad a distintos puertos extranjeros durante 1938, incluyendo cruceros por el océano Atlántico y recaladas en los puertos de Tánger (en la entonces Zona Internacional, Marruecos-norte de África) y Vigo (Galicia-España).



Participó junto a otras naves en la revista de la flota, en honor al almirante Miklós Horthy, regente de Hungría, el 22 de agosto de 1938.


También estuvo presente en importantes maniobras de la flota en aguas alemanas; en las celebraciones de marzo de 1939 con motivo de la reintegración a Alemania del territorio de Memel (Prusia Oriental), con su puerto sobre el Mar Báltico.



Entre abril y mayo de 1939 el buque realizó otro crucero por el Atlántico que le llevó a los puertos de Ceuta (posesión española en el norte de África), entre el 27 de abril y el 1 de mayo y a Lisboa (Portugal), el 6 de mayo.


EL ‘ADMIRAL GRAF SPEE’ EN OPERACIONES. ATLÁNTICO SUR

El día lunes 21 de agosto de 1939, el ‘Admiral Graf Spee’ zarpó del puerto de Wilhelmshaven al mando de su comandante, Hans Langsdorff, poniendo rumbo nordeste, para girar hacia el sudoeste. Pocos notaron su ausencia, a nadie llamó la atención; aún no había sido declarado el estado de guerra. A tal punto pasó desapercibido que el hecho escapó al conocimiento de la inteligencia británica.

Cuando lo advirtieron, al cabo de algunos días, ya estaba lejos. No se detectó que hubiese entrado en ningún puerto ni anclado en alguna rada y la inteligencia británica comenzó a preguntarse el destino de la nave.



El Almirantazgo británico fue alertado por sus agentes que “Uno o dos acorazados han abandonado los puertos alemanes y no han podido ser localizados después en ninguna parte”.

El Alto Mando dispuso que numerosas unidades de la Home Fleet se apostaran en los pasos entre Groenlandia, Islandia, las Shetland y las Orcadas, con la orden de abrir bien los ojos. Inútil alerta, pues ninguno avistó a ningún buque de guerra extranjero. No sólo el ‘Admiral Graf Spee’, sino también su gemelo, el ‘Deutschland’ habían franqueado el paso y se desvanecieron en la inmensidad del océano.

Ya en navegación, en aguas del Atlántico, al noroeste del Cabo de Buena Esperanza, Langsdorff rompió el sello de las órdenes impartidas en secreto para su navío, tomando conocimiento de su misión.

Consistía en actuar como corsario en el Atlántico sur. Apoyado por el buque asignado para su abastecimiento, el petrolero ‘Altmark’'; sus órdenes eran hundir buques mercantes británicos sin entrar en combate con fuerzas enemigas considerables, golpeando así sobre las vitales líneas de suministro aliadas distrayendo, a la vez, unidades navales británicas de sus bases en otras partes del mundo. Según las instrucciones:


“1. Su primera misión consiste en alcanzar el Atlántico sin dejarse ver, evitando a tiempo todo buque que pudiera aparecer en el horizonte. Observará usted la misma actitud, incluso después de una posible rotura de hostilidades entre Inglaterra y Alemania, en tanto no reciba usted un telegrama ordenándole que comience sus operaciones.

2. Su misión consistirá, a partir de entonces, en destruir por todos los medios los buques que aseguran el abastecimiento del enemigo. Evitará usted todavía, en la medida de lo posible, entrar en contacto con navíos militares adversarios. Aunque éstos últimos sean inferiores a usted en potencia, no los atacará más que en caso de que sea indispensable para proseguir su misión principal; la destrucción del comercio.

3. Cambiando frecuentemente de zona de operaciones, sembrará usted la inquietud en el campo enemigo, dificultando, por consiguiente, la navegación, aunque no obtenga ningún resultado directo. Acrecentará usted tal inquietud trasladándose en ciertos momentos a regiones más alejadas…”


El día siguiente de haber zarpado, Langsdorff ordenó formar a popa a toda la tripulación, y allí fijó la misión reservada, en términos generales, para conocimiento de todos: “Romper las líneas de patrullaje enemigas y pasar inadvertidamente al Océano Atlántico; en caso de una declaración de guerra a Inglaterra; combatir la flota mercante en aguas del Atlántico Sur, aparecer aquí y allí ¡El 'Graf Spee' deberá hacer las veces de un buque fantasma!”

El día 29 de agosto, estaban a la altura del archipiélago portugués de las Azores, con mucho calor, 30ºC, según las anotaciones del Capitán de Corbeta Friedrich Wilhelm Rasenack

Al anocher del 31 de agosto se hizo formar nuevamente a la tripulación, y se leyó el texto de un telegrama descifrado por el equipo del sistema Enigma instalado a bordo:

“A las 04.45 (hora de Berlín) tropas alemanas cruzarán las fronteras de Polonia. Aún no se conoce la decisión que tomarán Inglaterra y Francia”·



A la mañana siguiente, a la altura de las Islas Canarias, el acorazado hizo contacto con su buque de aprovisionamiento, el ‘Altmark’ que, para camuflar su posición, cambió su nombre por el de ‘Sogne’ e izó la bandera de Noruega.



Durante las tres primeras semanas de la segunda guerra mundial, el crucero navegó por el mar abierto, al este de Brasil. Contemporáneamente, la inteligencia naval alemana determinaba el nivel de la amenaza británica en ese área del Atlántico Sur.

El 20 de septiembre de 1939, el ‘Admiral Graf Spee’  fue autorizado a ejecutar las órdenes, restringidas a los barcos mercantes.

El 30 de septiembre capturó y hundió el carguero de bandera británica ‘Clement’, de 5.051 toneladas, de la Booth Line, en viaje de Nueva York a Bahía bajo el mando del Capitán Harris, transportando kerosene.

El hecho se produjo aguas afuera del estado de Pernambuco. Langsdorff hizo enviar una comunicación por radio a la base naval brasileña de Recife, para asegurar el rescate de los naúfragos que se dirigían hacia la costa en los botes salvavidas. Langsdorff retuvo a bordo a dos de los oficiales del mercante, transfiriéndolos horas más tarde al mercante de bandera griega ‘Papalemos’, buque mercante neutral, con el que hiciera contacto.

Los británicos, que hasta entonces no habían tenido noticias del ‘Admiral Graf Spee’ , las volvieron a tener ese día, cuando dos botes de salvamento alcanzaron las costas brasileñas en Pernambuco y sus ocupantes refirieron que el ‘Clement’, su navío mercante, había sido inspeccionado y hundido por “un gran navío de combate alemán”.

El mismo 30 de septiembre sir Winston Churchill revelaba ante el Parlamento que en las cuatro primeras semanas de guerra naval, Gran Bretaña había perdido 25 buques mercantes y 132.552 toneladas en bruto, a manos de los alemanes; sobre todo, por acción de los U-Boot (submarinos).

La noticia originada en Pernambuco confirmó los temores de Londres: un corsario alemán ponía en peligro la navegación en el Atlántico sur.

El '‘Admiral Graf Spee’, en navegación con rumbo noreste, pasó entre las islas de Santa Helena y Ascensión, en línea hacia el África Ecuatorial Francesa.

Llamó la atención y causó inquietud en los británicos la aparición de la nave corsaria. El nivel de incertidumbre se acrecentó y los analistas comenzaron a elaborar teorías sobre la imposibilidad de que fuera un solo corsario el que estaba en operaciones.

En desmedro de la flota anglo francesa, se hizo necesario destacar una escuadra de vigilancia. El 5 de octubre se movilizaron para esta tarea no menos de veintitrés navíos: cuatro acorazados, catorce cruceros y cinco portaaviones.

El mismo día, temprano, en la mañana, el ‘Admiral Graf Spee’ apresaba al ‘Newton Beach’, de 4.651 toneladas, de la Tyneside Line en viaje desde Ciudad El Cabo a Londres, cargado de maíz, comandado por el Capitán Robinson. Langsdorff no hizo hundir éste carguero, sino que lo apresó, haciéndole seguir su rumbo como prisión flotante.

Poco después, el 7 de octubre el Arado Ar-196 del crucero, en vuelo de observación hacia el sudoeste, avistó al mercante británico ‘Ashlea’ (4.222 toneladas), de la Cliffside Shipping Co., que se desplazaba desde Ciudad El Cabo hacia Freetown (Sierra Leona), cargado de azúcar, al mando del Capitán Pottinger.

El ‘Admiral Graf Spee’ y el ‘Newton Beach’ siguieron hacia el norte, apuntando a Freetown por el rumbo del ‘Ashlea’. Pero la incapacidad del carguero para seguir el avance del crucero, a su velocidad, hizo que la noche siguiente Langsdorff ordenara transferir los prisioneros a su nave, haciendo colocar cargas de explosivos en el carguero, para volarlo en aguas del Atlántico.

Comenzaba un nuevo rumbo hacia al sudoeste, con intención de contactar con el ‘Altmark’, cuando a eso de las 056:40 del 10 de octubre fue avistado el ‘Huntsman’, carguero británico (8.196 toneladas) de la Liverpool Shipping Co., de T & J Harrison, en ruta de Bombay a Londres, con carga de té, alfombras y minerales.

Los marinos alemanes lograron abordarlo antes que su comandante, el Capitán Brown pudiera desprenderse de toda la documentación, lo que hizo posible que pudieran obtener alguna información de utilidad, sobre todo, en cuanto a las medidas de seguridad en navegación y uso de la radiocomunicación.

Como la tripulación era numerosa y no podía llevarse al ‘Admiral Graf Spee’ , el ‘Huntsman’, con comando alemán, se convirtió en el nuevo barco prisión.



El 15 de octubre el ‘Admiral Graf Spee’ se encontró con el ‘Altmark’ procediendo a la recarga de combustible y a la transferencia de prisioneros. En la mañana siguiente, el ‘Huntsman’ alcanzó el punto de encuentro de las naves y los prisioneros a bordo del buque inglés se transfirieron al ‘Altmark’. Langsdorf hizo volar el ‘Huntsman’ en la noche del 17 de octubre, en las coordenadas 16ºS-17ºW.

Menos de una semana después, al oeste de Santa Helena interceptó el vapor británico ‘Trevanion’ (5.299 toneladas), navegando con carga de concentrados desde Port Pirie (sur de Australia), hundiéndolo al anochecer del 22 de octubre, a la altura de las coordenadas 19º 40’S-4º 2’E.

El 28 de octubre tuvo un nuevo encuentro con el ‘Altmark’, cerca del archipiélago británico de Tristán da Cunha, transfiriendo los prisioneros del ‘Trevanion’ y volviendo a completar la carga de combustible.


INCURSIÓN EN EL ÍNDICO

Tras separarse del buque tanque, puso proa hacia el Océano Índico, en una maniobra de diversión para distraer la atención de la flota británica en el Atlántico Sur, confundiendo a sus seguidores sobre sus intenciones.

Para entonces, el ‘Admiral Graf Spee’ había recorrido casi 30,000 millas náuticas (equivalentes a 56.000 kms o 35.000 millas terrestres) y necesitaba la revisión, ajuste y puesta a punto de sus máquinas. Desde el 21 de agosto las máquinas no habían cesado de funcionar y el comandante Hans Langsdorff pensó en el retorno a Alemania para poner a punto sus máquinas.

Ya en el océano Índico, el 15 de noviembre, en las coordenadas 24º 45’S-35º E, a 160 millas al noreste de Lourenço Marques (Mozambique), interceptó el buque tanque británico ‘Africa Shell’ (706 toneladas) en navegación hacia Lourenço Marques, en lastre, hundiéndolo.

Al día siguiente, detuvo al buque holandés ‘Mapia’ que navegaba en la zona, pero lo dejó ir.


RETORNO AL ATLÁNTICO

Once días después, el 27 de noviembre, el Almirantazgo británico ordenó a las Fuerzas “H” y “K” el patrullaje de la zona sur de El Cabo, en el meridiano 20ºE, para interceptarlo en cuanto intentara volver al Atlántico Sur. Ya era tarde. Se había reencontrado con el ‘Altmark’ en el Atlántico Sur el 26 de noviembre, recargando combustible el día siguiente, a unas 300 millas de Tristan da Cunha. Dos días después transfirió la totalidad de los prisioneros al buque tanque, con la aparente intención de retornar a Alemania.

Mientras tanto, los tripulantes del ‘Admiral Graf Spee’ construyeron unos cañones falsos sobre el puente del crucero y una segunda aparente chimenea, alterando así totalmente su silueta, con la finalidad de confundir a los mercantes aliados sobre su verdadera identidad.

Volvió hacia la zona donde, el 22 de octubre, hundiera el ‘Trevanion’. Allí, a las 13:00 hs. del 2 de diciembre, en las coordenadas 19º 15’S-5º 5’E, interceptó al buque británico ‘Doric Star’ (10.086 toneladas) en ruta Auckland (Nueva Zelandia)-Londres, cargado con carnes y productos lácteos y artillado con cañones de 4 pulgadas; hundiéndolo con disparos de artillería y torpedo.

Quizá Langsdorff tuviera prisa por alejarse del área, sabiendo que el ‘Doric Star’ había reportado la posición, por radio. No obstante, pocas horas después, hacia las 04:00 del 3 de diciembre, detuvo y hundió otro carguero británico, el ‘Tairoa’ (7.983 toneladas) que realizaba el trayecto entre Melbourne (Australia) y Sierra Leona, con carga de carne, lana y plomo.

Sir Henry Harwood Harwood, Comodoro de flota en grado primero con su división reforzada por la Fuerza “G”, compuesta por los cruceros HMS ‘Cumberland’, HMS ‘Exeter’, el HMS ‘Achilles’ y el HMS ‘Ajax’ cumplía órdenes del Almirantazgo que le encargó estar alerta y proceder a la búsqueda de una unidad corsaria alemana que operaba contra la marina mercante británica en el océano Índico, con una unidad que bien podía ser de la clase Deutschland.

Junto con la fuerza de Harwood, destacada en el Atlántico sur, 23 navíos de la Home Fleet estaban entonces movilizados para dar caza al corsario fantasma que ya había hundido varios buques británicos frente al África Occidental.

El 2 de diciembre de 1939, Harwood recibió la pista que buscaba al recibir los comunicados del HMS ‘Doric Star’, el último carguero que se había hundido radiando la posición, alertando sobre un acorazado de bolsillo que lo atacaba frente a África occidental. Harwood supuso que el enemigo había permitido deliberadamente la transmisión del mensaje y así se dirigiría su rastreo hacía esa área. Acertadamente dedujo que el enemigo, con astucia, cambiaría de escenario mientras le buscaban en las costas africanas occidentales, calculando que aparecería en su zona de operaciones, cerca de las costas americanas en el Atlántico, en unos 9 a 12 días más, e hizo caso omiso de dirigirse frente a África.



El 3 de diciembre, en la misma fecha del hundimiento del S.S. ‘Tairoa’ Harwood ordenaba a sus fuerzas concentrarse aguas afuera del Río de la Plata el día 12 de diciembre.

Tres días más tarde, el 6 de diciembre, el ‘Admiral Graf Spee’  hacía el que sería último contacto de reabastecimiento con el ‘Altmark’, en alta mar, en la posición aproximada de las coordenadas 23ºS-26ºW, a medio camino entre Santa Helena y el área del Río de la Plata, a unas 1.700 millas de Montevideo.

Tras separarse del ‘Altmark’, a eso de las 16:30 hs. del día 7 de diciembre, tras haber puesto proa a la bahía de Santos (Brasil) interceptó al pequeño carguero británico S.S. ‘Streonshalh’ (3.895 toneladas), en navegación desde Montevideo hacia Freetown (Sierra Leona) y Europa, con una carga de carne y trigo vendida por la República Argentina a Gran Bretaña. El capitán del buque inglés, J.J. Robinson y los treinta y dos hombres de tripulación, supusieron en principio que se trataba de una nave de la Armada británica, hasta que fueron advertidos mediante señales marinas para que no pidieran ayuda por radio pues, si lo hacían, abrirían fuego de inmediato. Robinson arrojó al mar dos bolsas con documentos, para evitar que cayeran en manos enemigas. Una de ellas fue rescatada por los marinos alemanes, conteniendo el derrotero a seguir desde Buenos Aires a Londres. El carguero fue abordado y requisado, encontrándose un ejemplar reciente del “Buenos Aires Herald”, con la nómina de barcos anclados en el puerto de Buenos Aires, su tonelaje y fechas de zarpada. Entre ellos, el ‘Highland Monarch’ (14.139 toneladas), que habría zarpado el 5 de diciembre.


HACIA EL RÍO DE LA PLATA

Con el Capitán Robinson y toda la tripulación del ‘Streonshalh’ a salvo, a bordo del ‘‘Admiral Graf Spee’, Langsdorff cambió el rumbo y, en lugar de seguir hacia Santos, enfiló hacia el Río de la Plata, siguiendo las marcaciones sobre el derrotero inverso del ‘Streonshalh’.



Según el Capitán de Corbeta Rasenack, tomaron rumbo zigzagueante hacia la desembocadura del Río de la Plata. En los días siguientes Rasenack agregó que el 9 de diciembre la dirección naval alemana informó sobre la zarpada desde Montevideo de un convoy británico integrado por cuatro vapores, desplazando 30.000 toneladas, protegido por un crucero auxiliar. El día 10, ratifican la salida del ‘Highland Monarch’, pero no lo encuentran. El 11 y 12 transcurren sin novedad y siguen acercándose al punto de concentración de los mercantes que van y vuelven del Río de la Plata.

No obstante, se produjeron novedades a bordo. El lunes 11 uno de los hidroaviones Arado, averiado, fue tirado al mar y se descartaron todos los elementos de camuflaje para que no estorbaran, en caso de combate naval.

En la madrugada del 13 de diciembre la guardia puso especial atención, pues se suponía estaban entrando en la zona de reunión de mercantes, según las rutas secretas encontradas en la documentación del ‘Streonshalh’.


ACCIONES DE GUERRA EN EL ÁREA DEL RÍO DE LA PLATA

Al amanecer, a eso de las 05:25 desde el puesto de mando se observaron cuatro mástiles, a unos 31.000 metros de distancia. Langsdorff ordenó mantener la misma dirección y velocidad. Media hora después, ya se identificaba la silueta del buque que se desplazaba ala derecha de la formación: era el HMS ‘Exeter’.



Pocos minutos más tarde también identificaba al ‘Ajax’ y al ‘Achilles’.

Los británicos, alertados por la columna de humo del ‘‘Admiral Graf Spee’ también confirmaron su presencia y el ‘Exeter’ dio aviso por señales al comandante Harwood.

Hacia las 06:17 el ‘‘Admiral Graf Spee’  abrió fuego contra el ‘Exeter’ y este respondió. Esquirlas de metralla hirieron a Langsdorf en el hombro y un brazo. Se le practicó un a curación de emergencia, pero la explosión cercana de una granada lo derribó y perdió el conocimiento. Tomó el comando el segundo oficial Kay, aunque pocó después Langsdorff se recobró, volviendo al mando.

Los cañones del acorazado alemán impactaron en el ‘Exeter’, explotando la torre “B” y destruyendo el sistema de comunicaciones del puente, dejando a la nave temporalmente fuera de control. A las 07:30 la otra torre del ‘Exeter’ también quedó inutilizada y diez minutos después, la nave inglesa de alejaba. Quedaban aún el ‘Ajax’, al mando de Henry Woodhouse, en el que Harwood instalara su puesto de mando y el ‘Achilles’, al mando del Capitán sir Edward Parry.

El fuego del acorazado alemán dejó fuera de acción las torres de popa del primero y causó averías al segundo.

Harwood decidió interrumpir el combate, alejándose envueltas las naves en una espesa cortina de humo.

El ‘Admiral Graf Spee’ puso rumbo a Montevideo, también envuelto en humo, seguido por las naves inglesas averiadas, produciéndose algunos intercambios de fuego de artillería durante el trayecto, en el resto del día. En el camino, se cruzó con el crucero ‘Uruguay’ que, al mando del Capitán de Navío Fernando Fuentes realizaba un viaje de instrucción.



Fue la última batalla naval típica, sin intervención aérea ni de submarinos.


EN MONTEVIDEO

El combate ya era la noticia más importante en ambas orillas del Plata y, desde ellas, trascendía al mundo.

En la acción de guerra el ‘‘Admiral Graf Spee’ recibió 18 impactos de los cañones de 150 mm (del Ajax y del Achilles) y de 203 mm (del Exeter) que le causaron daños relativamente menores. Su cocina fue destruida, el sistema de provisión de combustible dañado y su provisión de munición disminuida considerablemente, contando sólo con el 25 por ciento. Sufrió, además, la pérdida de 36 hombres de su tripulación, fallecidos en el enfrentamiento.



Entró al Puerto de Montevideo (Uruguay) siendo notificado por el gobierno uruguayo que se le ofrecía una estadía de 72 horas, que debía emplear para la reparación de la nave con sus propios medios o la internación, al cabo de ese plazo.

Era entonces presidente de la República Oriental del Uruguay el sanducero Alfredo Baldomir Ferrari (1884-1948), militar, arquitecto y político, quien encabezara el gobierno entre 1938 y 1942.



La R.O. del Uruguay aplicó el Decreto de 5 de septiembre de 1939 para la observancia de la neutralidad y la normativa de las Convenciones suscritas en La Haya, en fechas 29 de julio de 1899 y 18 de octubre de 1907.

Durante el tiempo que el 'Admiral Graf Spee' permaneció en puerto, fueron desembarcados y liberados los prisioneros de la marina mercante británica y los miembros de la tripulación alemana fallecidos fueron enterrados en el cementerio del Norte de Montevideo.



En el funeral, el Capitán de Navío Hans Langsdorff usó el saludo naval, en tanto que otros asistentes saludaron con el brazo extendido.

Los POWS (prisioneros de guerra) desembarcados del ‘Admiral Graf Spee’ acompañaron voluntariamente a los caídos en el cortejo fúnebre hacia el cementerio del Norte de Montevideo.



También se realizaron algunas reparaciones menores, aunque sin ningún tipo de asistencia externa.

Mientras tanto, el Almirantazgo británico, en el convencimiento de que la las naves al mando de Harwood no podrían impedir que el ‘Admiral Graf Spee’ volviera a alcanzar el océano, decidieron reemplazar al ‘Exeter’ por el ‘Cumberland’; pero este, que estaba en las Islas Malvinas, no podría alcanzar la desembocadura del Río de la Plata, aún navegando a toda máquina, antes del día 17 de diciembre, es decir, tres días después del vencimiento del plazo. Se descartaba también la participación del ‘Renown’ y el ‘Ark Royal’ que, aunque superior al ‘Admiral Graf Spee’, estaba a la altura de Pernambuco, 2.500 millas al norte y debía reabastecerse de combustible para alcanzar el Plata; algo imposible en menos de una semana.

Fue entonces cuando se desarrolló un complejo juego combinado de la diplomacia y la inteligencia británica con el fin de engañar a los alemanes sobre su situación.

Por su parte, el Alto Mando Naval alemán encabezado por el almirante Erich Raeder, evaluaba la situación de Montevideo, analizando los informes del Capitán e Navío Hans Langsdorff y la información de inteligencia.

Langsdorff comunicó a Berlín:”Me propongo avanzar hasta el límite de las aguas jurisdiccionales. Si es posible abrirme paso hacia Buenos Aires, librar combate con el resto de mis municiones. Para el caso de que tal tentativa condujera a la destrucción cierta del Graf Spee sin proporcionarle la oportunidad de causar daños al enemigo, pregunto si ha de hundirse el navío en el estuario del Plata, aunque los fondos en él son insuficientes, o bien debe permitirse su internamiento, Comandante Graf Spee”.

La respuesta de Raeder dejó en absoluta libertad de acción al comandante del ‘Admiral Graf Spee’, salvo en lo referente a la internación en Montevideo. La última orden decía expresamente: “Procure que la destrucción sea total si se ve usted obligado a hundir su barco. Raeder”


HACIA EL FINAL

Poco después de las 18:00 horas del 17 de diciembre, unas dos horas antes de finalizar el plazo otorgado por el gobierno uruguayo, el 'Admiral Graf Spee' zarpó desde el puerto de Montevideo, avanzando hasta abandonar la rada.

En la capital uruguaya quedaba todo el personal internado por heridas y los oficiales y suboficiales del cuerpo de sanidad que estaban a sus cuidados, como el jefe médico del buque Dr. Franz Ketzendorf y cinco oficiales de las patrullas de caza.

Salió por el estrecho canal en dirección al centro del río, donde las naves británicas estaban fondeadas.

El Capitán de Navío Hans Langsdorff, con el apoyo de la diplomacia y la inteligencia alemana, había preparado cuidadosamente el paso de su tripulación a Buenos Aires, donde iba a ser internada.

Los muelles del puerto de Montevideo estaban colmados de gente, como público de un espectáculo.

Siguiendo el curso del acorazado, también avanzaba el transporte alemán ‘Tacoma’, refugiado en el puerto uruguayo desde el comienzo de la guerra, que abandonara el puerto, sin autorización de las autoridades navales uruguayas, con varios centenares de tripulantes del ‘‘Admiral Graf Spee’ a bordo.

Apenas pasado el límite internacional de tres millas (5,5 kms), el ‘Admiral Graf Spee’ viró al oeste y echó anclas, entre las posiciones del Cerro de Montevideo y Punta Yeguas.

Las naves detuvieron las máquinas a unas seis millas de la costa, en la posición 34°58’20.17″S-56°18’5.92″O, hacia el noroeste de la escollera Sarandí, extensión de la calle Sarandí que comienza inmediatamente después de la Puerta de la Ciudadela (Plaza Independencia) y se extiende río adentro, en las cercanías del barrio Guruyú, en la Ciudad Vieja (Montevideo). En las cercanías, también lo hizo el ‘Tacoma’.

Se aproximaron dos remolcadores –‘Gigante’ y ‘Coloso’- y la chata arenera ‘Chiriguana’, que procedieron a evacuar a la tripulación del acorazado y a los transportados desde Montevideo por el ‘Tacoma’.

Tras distribuir estratégicamente las cargas explosivas y programar la activación de los detonantes, poco después de las 19:45 Langsdorff abandonó el barco; siendo el último tripulante en hacerlo.



A las 19:55, una enorme columna de llamas brotó repentinamente del ‘Admiral Graf Spee’, seguida por una fuerte explosión.

Los marinos alemanes habían hundido su buque en el punto de detención.



De acuerdo a las instrucciones del almirante Raeder en su última comunicación a Langsdorff, el buque había sido destruido completamente.



Intentando frustrar el escape, embarcaciones uruguayas encabezadas por el remolcador ‘Enriqueta’ trataron de interferir en las operaciones, ordenando a las embarcaciones argentinas suspenderlas inmediatamente y regresar a puerto.

En medio del cambio de posiciones entre los remolcadores argentinos y los uruguayos que querían interrumpir la evacuación de la tripulación, uno de los oficiales de navegación del ‘Admiral Graf Spee’ (Capitán de Corbeta Robert Hoepfner), al mando del remolcador ‘Gigante’, ordenó apagar las luces de las embarcaciones, saliendo del lugar con las máquinas a máxima potencia.

El ‘Coloso’ no pudo hacerlo, pese a intentarlo con varias embestidas a los remolcadores uruguayos. A bordo del mismo iba el Capitán de marina mercante Rudolph Hepe, argentino naturalizado que había llegado al país el 20 de septiembre de 1931, a bordo del b/m ‘Monte Sarmiento’ de la Hamburg Südamerikanische Dampfschiffahrts-Gesellschaft, representada en Buenos Aires por Delfino.



Langsorff, a bordo de una de las lanchas transportadoras de la dotación de voladura del ‘Admiral Graf Spee’ ordenó a su timonel que se aproximara al ‘Enriqueta’, abordando el remolcador acompañado por el Capitán de Fragata Paul Ascher para hablar con Alberto Jack (Capitán del ‘Enriqueta’). Fue entonces que se arrimó la corbeta uruguaya ‘Zapicán’ que, en funciones de vigilancia, se encontraba en la zona al mando del Capitán de Fragata Alberto Sghirla, para indagar acerca de lo que estaba ocurriendo, manteniendo una conversación en cordiales términos con Langsdorff.

El Capitán de Navío Langsdorff expuso que el gobierno uruguayo había ordenado que el ‘Admiral Graf Spee’ abandonara el puerto de Montevideo y así lo había hecho y estaba intentando evacuar a su tripulación hacia Buenos Aires, invocando su legítimo derecho a hacerlo, sin que Sghirla pudiera objetarlo, autorizando proseguir con la operación. Además, se encontraban aguas afuera del límite internacional.

El ‘Tacoma’ retornó al puerto de Montevideo y 93 tripulantes alemanes del mismo y de dos de las lanchas de voladura quedaron detenidos.

El 21 de diciembre de 1939 el Inspector General de la Marina uruguaya Contralmirante Gustavo A. Schröeder detallaba las conclusiones a que se arribó tras lo actuado por el Juez Sumariante (instructor) que tuvo a cargo la investigación referente al ‘Tacoma’, diciendo:

“Que el vapor alemán ‘Tacoma’ salió de este puerto en la tarde del 17 del mes en curso, sin los despachos correspondientes y sin práctico a bordo. El buque mercante de origen alemán, construido en 1930 se encontraba en las aguas de la capital uruguaya por razones propias de la guerra cuando el acorazado de su nacionalidad irrumpió en aguas uruguayas. …En el momento en que el ‘Graf Spee’ se puso en movimiento, levó anclas el petrolero alemán ‘Tacoma’. A las seis cuarenta tomó rumbo Oeste, hacia el pontón de Recalada. Le seguían seis de sus lanchas. A las seis cuarenta y cinco, comenzaba el ‘Tacoma’ a salir del puerto llevando trescientos marinos del ‘Graf Spee’ que en el último momento se habían embarcado” (Ricardo Álvarez, corresponsal de UP en Uruguay,18 de diciembre de 1939).

El 30 de diciembre de 1939 el gobierno uruguayo declaró al barco de bandera alemana ‘Tacoma’ buque auxiliar de la flota beligerante, fijándosele un plazo de 24 horas para que abandonara el puerto, transcurrido el cual y en virtud de su permanencia, se procedió a su retención.

En Montevideo quedó todo el personal internado por heridas y los oficiales y suboficiales del cuerpo de sanidad encargados de sus cuidados, como el jefe médico del buque Dr. Franz Ketzendorf, cinco oficiales de las patrullas de caza y la tripulación del mercante ‘Tacoma’, que retornara al puerto de Montevideo.

Por Decreto del poder ejecutivo uruguayo, de 23 de enero de 1940, se dispuso la internación de los tripulantes del ‘Admiral Graf Spee’ cursándose, a sus efectos, el oficio Nº 5067 al jefe de policía de Montevideo, con la nómina de tripulantes. También se dispuso la internación de la tripulación del mercante ‘Tacoma’, calificado previamente como buque auxiliar de la flota beligerante.

Los marinos del ‘Admiral Graf Spee’ fueron concentrados en una quinta alquilada, en Timote 4600; los del ‘Tacoma’ en Camino Las Flores 7598. Posteriormente, algunos fueron enviados y concentrados en Sarandí del Yí.

Algunos tripulantes fueron eximidos de las medidas de internación y permanecieron en casas particulares. Incluso, se autorizó el traslado de Paul L. Beck a Buenos Aires, para recibir tratamiento ortopédico especializado.



ARRIBO A BUENOS AIRES

En la mañana del lunes 18 de diciembre de 1939 el ‘Gigante’ al mando del Capitán de Corbeta Robert Hoepfner, segundo oficial de mar del ‘Admiral Graf Spee’ remolcaba la chata arenera ‘Chiriguana’, mientras que el comandante Langsdorff navegaba a bordo del ‘Coloso’.



Hacia las 11:15 quienes aguardaban en Dársena Norte pudieron ver la aproximación de las embarcaciones, que arribaron a Buenos Aires hacia el medio día.


Más de 1000 hombres (entre ellos 39 oficiales superiores, 47 aspirantes a oficiales, 950 marinos de las 10 Divisiones con presencia en el ‘Admiral Graf Spee’ y 19 de tripulantes del personal civil con funciones a bordo) fueron recibidos en la Dársena Norte.

Tras desembarcar, separados según sus rangos, los cuadros de suboficiales y marinería fueron alojados en el Hotel de Inmigrantes, contiguo a la Dársena Norte y los oficiales en dependencias de los Talleres de Marina (ex Arsenal de Marina) de la Armada Argentina, actual Apostadero Naval Buenos Aires, sobre el muelle norte de dicha dársena.



El 19 de diciembre de 1939 se dispuso la internación de los marinos alemanes en Argentina, por el Decreto PEN 58.556 de esa fecha.



Posteriormente, bajo la presión de los británicos, se acordó trasladar a los oficiales y suboficiales a la base naval en la isla de Martín García (300 oficiales y suboficiales) y dispersar a los restantes en distintos puntos del país. Así se hizo, en grupos de un centenar llevados las ciudades provinciales argentinas de Florencio Varela y Rosario; San Juan (50), Córdoba (250), Mendoza (100) y a Santa Fe (200). A Sierra de la Ventana (en el año 1944), fueron llevados los 350 marinos enviados antes a Martín García.







Para los uruguayos, se les hizo imposible mantener en Montevideo a los internados y el Poder Ejecutivo en 1942 dispuso el traslado a Sarandí del Yí (al Cuartel del Paso del Rey) de 96 marineros de la tripulación del ‘Admiral Graf Spee’ y del buque petrolero alemán ‘Tacoma’; designándose a efectivos de la Región Militar II para vigilarlos. Se hizo efectivo en 1943 y allí permanecieron hasta su traslado a Montevideo y repatriación a Alemania en 1946. El Cuartel Paso del Rey en Sarandí del Yí, en el Departamento de Durazno en Uruguay aún guarda objetos relacionados con los tripulantes del ‘Admiral Graf Spee’ .


El 19 de diciembre Langsdorff volvió a dirigirse a sus hombres, ocasión en la que terminó diciendo:

“…La opinión pública discutirá seguramente durante mucho tiempo a fin de averiguar si estábamos equivocados o teníamos razón de destruir nuestro buque, si no hubiera sido más heroico ofrecer de nuevo combate al enemigo y que éste acabara con la muerte de los marinos. Lo habríamos hecho sin murmurar una sola palabra y con alegría. Por mi parte facilitaré la prueba de que eso no ha ocurrido por falta de valor personal…”


MUERTE DEL KAP.Z.S. HANS LANGSDORFF

El 20 de diciembre de 1939 el Capitán de Navío Hans Langsdorff se dirigió, por escrito, al doctor Baron (Freiherr) Wilhelm Emil Edmund von Thermann, entonces embajador de Alemania ante la Nación Argentina, en los siguientes términos:


“Excelencia:

Después de haber luchado largo tiempo, he tomado la grave decisión de hundir el acorazado Admiral Graf Spee a fin de que no caiga en manos del enemigo. Estoy convencido de que, en estas circunstancias, no me quedaba otra resolución que tomar después de haber conducido mi buque a la “trampa” de Montevideo. En efecto, toda tentativa para abrir un camino hacia alta mar estaba condenada al fracaso a causa de las pocas municiones que me quedaban. Una vez agotadas esas municiones, sólo en aguas profundas podía hundir el buque a fin de impedir que el enemigo se apoderara de él. Antes de exponer mi navío a caer parcial o totalmente en manos del enemigo, después de haberse batido bravamente, he decidido no combatir, sino destruir su material y hundirlo… Desde un principio he aceptado sufrir las consecuencias que implicaba mi resolución. Para un comandante que tiene sentido del honor, se sobreentiende que su suerte personal no puede separarse de la de su navío… Ya no podré participar activamente en la lucha que libra actualmente mi país. Sólo puedo probar con mi muerte que los marinos del Tercer Reich están dispuestos a sacrificar su vida por el honor de su bandera. A mí sólo corresponde la responsabilidad del hundimiento del acorazado Admiral Graf Spee. Soy feliz al pagar con mi vida cualquier reproche que pudiera formularse contra el honor de nuestra Marina. Me enfrento con mi destino conservando mi fe intacta en la causa y el porvenir de mi Patria y de mi Führer. Dirijo esta carta a Vuestra Excelencia en la calma de la tarde, después de haber reflexionado tranquilamente, para que usted pueda informar a mis superiores y, si es necesario, desmentir los rumores públicos.

Capitán de navío Langsdorff Comandante del acorazado Admiral Graf Spee”.


El 20 de diciembre, en horas de la mañana, se tomó conocimiento del suicidio del Capitán de Navío don Hans Langsdorff.

La actuación con la que la entonces Prefectura General Marítima iniciara el sumario de prevención, es la que a continuación se transcribe:


“Sumario N° 976

Motivo Suicidio del Comandante del Acorazado Alemán "Admiral Graf Spee"

Capitán de Navío Don Hans Langsdorff, alemán, de 45 años de edad, casado.

Lugar del hecho; Dormitorio de la Jefatura del taller de Marina de dársena Norte.

Fecha; 20 de Diciembre de 1939.

Instrucción; Subprefecto Sr. Antonio Muñiz

Secretario ayudante; Sr. Marcos H.C. Calzolari

Legajo N° 231

Juzgado Federal de la Capital en lo Criminal y Correccional

Juez Dr. Miguel L. Jantus

Secretario Dr. Osvaldo P. Arriola

Fiscal Dr. Caraballo

Diciembre 20 de 1939.-

Habiendo el suscripto, a las horas 12:00 del día de la fecha, recibido del Señor Capitán de Fragata (R) Don Matías López, subprefecto de la zona del Río de la Plata, denuncia verbal que, según informes de la embajada de Alemania al Ministerio de Marina, el Comandante del Acorazado alemán "Admiral Graf Spee", Capitán de Navío Don Hans Langsdorff se ha suicidado en el dormitorio de la Jefatura del Taller de Marina de la Dársena Norte, instruyese la correspondiente información sumaria, de la que se dará cuenta a SS el Señor Juez Federal en lo criminal y correccional de la Capital, Dr. Miguel L. Jantus, designándose Secretario al Ayudante de 3a Marcos H.C. Calzolari, quien se recibe del cargo previa las formalidades de ley y firma al pié para constancia.

Háganse las comunicaciones respectivas al magistrado antes nombrado y a la Superioridad.- Practíquese vista ocular en el lugar del hecho; cítense a las personas que deban exponer y evácuense todas las demás citas y diligencias que se produzcan.

En la Capital Federal, a los veinte días del mes de Diciembre de 1939, siendo las doce horas y treinta minutos, se constituye la Instrucción en el edificio de la jefatura del Taller de Marina de la Dársena Norte a efectos de practicar la CORRESPONDIENTE VISTA OCULAR en el lugar del hecho que motivan estas actuaciones, constatando:

PRIMERO: que en el dormitorio asignado al Comandante del Acorazado alemán "Admiral Graf Spee", Capitán de Navío Don Hans Langsdorff, se encuentra situado sobre el ala oeste del edificio segunda habitación del extremo sur, dando acceso al mismo una puerta desde el pasillo que separa las dos alas y tiene además comunicación por un costado al comedor y por el otro al cuarto de baño teniendo emplazada a la pared opuesta a la primera puerta citada, una ventana que da a la calle dique;

SEGUNDO: al entrar a la habitación de referencia pudo observarse que en el centro de la misma, tendido en el suelo, sobre la bandera de guerra alemana, en posición decúbito dorsal, orientado con la cabeza al oeste, se encontraba el cuerpo de una persona que resultó ser el Capitán de Navío Don Hans Langsdorff, y que tenía la palma de su mano izquierda apoyada sobre el pecho, su brazo derecho flexionado hacia arriba con la cara anterior del mismo apoyada sobre el piso y la mano correspondiente a la altura de la cabeza, separada a veinte centímetros de esta, sosteniendo en ella una pistola con su cañón dirigido a la oreja; que la empuñadura del arma estaba abrazada por la palma de la mano, cuyo dedo pulgar se hallaba apenas introducido en el arco del guardamonte; que el cuerpo, posiblemente sin vida, presentaba una herida penetrante que aparentaba ser de bala y su frente y cuero cabelludo completamente bañado en sangre, manchando esta en círculo, alrededor de la cabeza, la bandera y parte del piso; que el mismo vestía uniforme y que la punta delantera derecha del saco naval estaba doblada hacia arriba dejando descubierto el bolsillo lateral del pantalón;

TERCERO: que la pistola de referencia lo era de marca "Mauser Werk A. G. Oberndorf", número quinientos seis mil quinientos ochenta y cinco, calibre siete sesenta y cinco; que en su recámara se encontraba una cápsula y que en el correspondiente almacén cargador se hallaban alojadas siete balas;

CUARTO: que la habitación se encontraba en perfecto orden y que la cama estaba tendida;

QUINTO: que el dormitorio estaba amueblado con una cama, un ropero-cómoda, una mesa de luz, una mesita, un sillón de cuero y dos sillas;

SEXTO: que sobre la referida mesita había un tintero, una lapicera y el correspondiente apoya lapicera además un espadín de unos cuarenta centímetros de largo, con su correspondiente vaina, empuñadura de hueso y dragona cordón plateado y que sobre la cómoda se hallaba una hoja de papel de carta y un sobre en blanco, una valija de cuero, una pipa, una tabaquera, un sobre de cuero, un secante y un libro; que sobre el sillón ubicado entre la cama y la puerta de acceso al comedor se encontraba un cepillo para uñas. De la diligencia practicada, la Institución deduce que el Capitán Langsdorff se ha suicidado luego de haberse acostado sobre la bandera tendida en el piso, y que para hacerlo ha extraído, una vez en el suelo, la pistola del bolsillo derecho de su pantalón, quedando en este acto doblada la punta del saco; que a juzgar por la deflagración de la pólvora, ha apoyado o colocado la boca del arma a escasa distancia de la frente; que la acción sobre el disparador, la efectuado con el dedo pulgar empuñando con los demás dedos de la mano derecha la pistola, cayendo el brazo, luego de efectuado el disparo hasta quedar en la posición antes descripta. No siendo para más, se labra la presente acta para constancia, firmando al pie la Instrucción que certifica.-

Antonio Muñiz

Subpr. de 3a. Jefe”



INHUMACIÓN EN EL CEMENTERIO ALEMÁN DE BUENOS AIRES

Tras la autorización de la justicia federal argentina (Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal n° 2, con asiento en la ciudad de Buenos Aires) se procedió al velatorio y a la posterior inhumación de los restos del insigne marino alemán en el Deutscher Friedhof (Cementerio Alemán) de Buenos Aires.



El 21 de diciembre, el féretro ingresó al cementerio llevado a pulso por la plana mayor del ‘Admiral Graf Spee’.

Encabezaba la marcha el embajador de Alemania ante la Nación Argentina, doctor Baron Wilhelm von Thermann, seguido por el segundo comandante del ‘Admiral Graf Spee’ Capitán de Navío Walter Kay.



Tras ellos y los porta insignias, marchaban los oficiales del buque, representantes de las instituciones armadas argentinas, del Centro Naval, del Círculo Militar, personal de la embajada de Alemania y representantes de distintas entidades.



Lentamente, se encaminaron hacia el monumento recordatorio de los caídos en la primera guerra mundial. Frente al mismo se colocó el féretro, con las coronas y ofrendas florales alrededor, con los marineros formados en posición militar de firmes, en medio de un respetuoso silencio.



En primer término habló el pastor Martín Marcyzinki, quien con sus palabras resaltó al Dios que conforta a los varones de valor probado en los trances difíciles cuando acuden a su inspiración y refugio, destacando con frases emocionadas as virtudes militares del extinto, trayectoria por el mar y su identificación con el deber.



Luego lo hizo el embajador de Alemania, doctor Barón Edmundo von Therman, comenzando en castellano, expresando “…nuestro profundo agradecimiento por las innumerables atenciones y manifestaciones de simpatía de que han sido objeto por parte de las autoridades y del pueblo argentino, desde el mismo instante de su arribo los tripulantes del acorazado y, en especial, su comandante al ocurrir su trágico fallecimiento. Dichas manifestaciones constituyen una nueva demostración de la proverbial caballerosidad de esta gran República, en cuya tierra nuestro héroe ha encontrado su última morada”.

A continuación, en alemán, saludo al fallecido en nombre del Führer y de la Patria, “… inmensamente orgullosos –afirmó- por su conducta de comandante de la nave y varonil resolución”.

Luego habló el segundo comandante de la nave, Capitán de Navío Walter Kay.



Por el Centro Naval habló el Capitán de Navío Daniel García y por último, un representante de los alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires.

El féretro fue llevado hasta el lugar de inhumación, siendo descendido a la fosa, con las banderas inclinadas, en medio de un sepulcral silencio.

Tras ello, el embajador y los oficiales arrojaron a la fosa puñados de tierra.

En el Cementerio Alemán de Buenos Aires, junto a quien fuera su Capitán, descansan los restos de otros cuatro tripulantes del ‘Admiral Graf Spee’: Johannes Eggers, Wolfgang Beyrich, Josef Schneider y Peter Kranen.


LA TRIPULACIÓN DEL ‘ADMIRAL GRAF SPEE’

El Capitán de Navío Hans Langdorff murió con la seguridad de haber encontrado la mejor y más honrosa salida para sus hombres, sin abandonarlos hasta tener la seguridad de haberlos puesto a salvo en la República Argentina.

De hecho, gran parte de ellos fueron permanecieron en Argentina, considerados como inmigrantes, pudiendo desarrollar libremente actividades civiles al amparo de la legislación nacional y formar sus propias familias.



Varios, entre ellos algunos oficiales, abandonaron el país por principios de honor, para volver a servir a su Patria, Alemania.

Entre ellos, el Capitán de Fragata Paul Ascher, primer oficial artillero del ‘Admiral Graf Spee’, logró salir de Argentina y llegar a Alemania, reincorporándose a la Armada, pasando a integrar la dotación del acorazado ‘Bismarck’, que fue hundido en acción de guerra el 27 de mayo de 1941, en el Atlántico Norte.

El Capitán de Corbeta Friedrich Wilhelm Rasenack, quien no pudiera asistir a la ceremonia de inhumación de Langsdorf en el Cementerio Alemán debido a una seria dolencia pulmonar, logró abandonar el Arsenal de Marina para volver a Alemania y a la guerra. El retorno a Alemania le llevó unos seis meses. Haciéndose pasar por un ingeniero checo de la fábrica Skoda, llegó a Chile. Luego, asumió la personalidad de viajante de vinos búlgaro. Junto a otro oficial alemán que escapara con él, efectivos de seguridad estadounidenses los detuvieron en la zona del Canal de Panamá desde donde, finalmente, escaparon en un barco japonés, llegando a la costa oeste de los Estados Unidos. Desde allí, cruzaron el Pacífico para alcanzar Japón, atravesando luego Manchuria y Siberia para ingresar a territorio ruso como comerciantes alemanes. Si bien Rusia aún no estaba en guerra con Alemania, observaron importantes preparativos bélicos, escapando por poco a ser nuevamente detenidos. El 1 de septiembre de 1940, lograron el objetivo, al llegar a Alemania.

Rasenack volvió a embarcar en otra gran nave de combate, el acorazado clase Bismarck ‘Tirpitz’, que entre enero de 1942 y noviembre de 1944 sirviera en aguas de Noruega, hostigando a los convoyes británicos y norteamericanos que se dirigían rumbo al puerto ruso libre de hielos de Murmansk.

Cuando terminó la guerra, su tierra natal, Silesia, quedó bajo control ruso, que se apropiaron de todas las propiedades de su familia. Ya nada tenía que hacer allí y se impuso su retorno a la Argentina, donde estaban tantos camaradas.


HANS LANGSDORFF, UN CABALLERO DE MAR

El Comandante del ‘Admiral Graf Spee’, Hans Langsdorff, un caballero de mar, en todo momento adhirió estrictamente a las reglas navales relativas a la captura de mercantes, poniendo a salvo a la totalidad de la tripulación de los barcos atacados. No se perdió ninguna vida en ninguno de los hundimientos.

La mayor parte de las tripulaciones de los barcos fueron transferidas a su buque de apoyo, el petrolero ‘Altmark’, siendo posteriormente liberadas.

Los POWs (prisoners of war / prisioneros de guerra) fueron tratados con consideración por parte del Capitán de Navío Hans Langsdorff y los efectivos de la Armada alemana a sus órdenes. A tal punto que parte de ellos lo reconocieron cuando acompañaran el cortejo fúnebre que llevaba los restos de los caídos alemanes que fueran inhumados en Montevideo.

Incluso, días más tarde, para adherirse a los honores fúnebres en memoria del Capitán de Navío Langsdorff, viajó expresamente desde Montevideo el Capitán Pottinger, comandante del mercante británico ‘Ashlea’, manifestando en declaraciones para la prensa que asistía al entierro en representación de sus compañeros de mar desembarcados por el acorazado alemán en la capital uruguaya cuando su arribo a esas playas. Agregó: “Vengo a rendir este homenaje ante la tumba de un hombre que sólo tuvo consideraciones para sus prisioneros y dio muestras de una cortesía digna de las más nobles tradiciones del mar”.



En 1945, al finalizar la segunda guerra mundial, solo sobrevivían las mujeres de la familia de Hans Langsdorff: su esposa, Ruth Hager, con quien contrajera matrimonio en 1924 y su hija Ingeborg, nacida el 7 de julio de 1937.

Los hijos varones Johann y Hans Joachim, ya no vivían.

La esposa e hija del capitán Langsdorff viajaron por primera vez al Río de la Plata a principios de 1955. Cruzaron el Atlántico en el cuatrimotor Douglas DC-6, matrícula LV-ADR de Aerolíneas Argentinas, con escala en Brasil.



Su hija volvió en otras ocasiones. Entre las últimas, en el año 2014, lo hizo como doctora Inge Nedden (apellido de casada) con motivo de conmemorarse los 75 años de la acción naval del Río de la Plata tanto en Buenos Aires como en Montevideo.

Dossier de Prensa

Cliquear sobre la imagen siguiente:



V I D E O:

Desde que fuera botado el 30 de junio de 1934 en el Reichsmarinewerft, de Wilhelmshaven, en el norte de Alemania; hasta que terminara hundido en aguas del Río de la Plata, cerca de Montevideo (R.O. del Uruguay), el 17 de septiembre de 1939.

Imágenes de la trayectoria del “Admiral Graf Spee”, crucero pesado de la clase Deutschland, blindado y artillado que operara, en los primeros tiempos de la segunda guerra mundial sobre todo en aguas del Atlántico sur, al mando del Capitán de Navío Hans Langdorff.

Para reproducir el video, cliquear en la siguiente imagen:




MARCHAS DE LA ARMADA ALEMANA

Marchas de la Reichsmarine des Deutschen Reiches (Armada del Imperio Alemán) y su posterior equivalente, la Kriegsmarine (Marina de Guerra de la Wehrmacht, 1935/1946)


Para escucharlas, cliquear sobre la imágenes:

-“Holländischer Ehrenmarsch”-Präsentiermarsch der Marine, de Jacob Rauser

Las bandas musicales de la Armada interpretan en los desfiles la Marcha de presentación naval o Marcha de honor holandesa, que fuera compuesta en 1814 por el músico militar Jacob Rauscher (1771-1834). En 1901, por decreto del emperador Guillermo II, paso a ser la marcha de presentación de la Armada Imperial.



-"Gruß an Kiel" (Saludos a Kiel)" es una marcha clásica compuesta en 1864 por Friedrich Spohr (1830-1896); paso a ser considerada como marcha de la Armada Imperial, al tiempo en que se adoptara la Holländischer Ehrenmarsch como marcha de presentación, contemporáneamente con la expansión de la Armada desde los últimos años del siglo XIX. SE utilizó para saludar a las naves que entraban y salían al y desde el puerto de Kiel.




-“Prinz Heinrich von Preußen”-Präsentiermarsch der 1. Matrosendivision / "Príncipe Enrique de Prusia" fue la marcha de presentación de la División de Marinería 1.



-“Kameraden auf See” (Camaradas en el mar) es una marcha del compositor Robert Küssel, con arreglos de Andreas Schorer, es el tema musical del film del mismo nombre, dirigido por Heinz Paul, que se estrenara en 1938.



-"Unsere Marine (stolz Weht die Flagge)" - Marsch über das deutsche Flaggenlied "Schwarz, weiss, rot" / "Nuestra Armada (ondeando con orgullo la bandera)": Marcha sobre la canción de la bandera alemana "Negra, blanca, roja".




-“Panzerschiff Deutschland” (Acorazado Alemania) data de 1937, siendo la primera obra de música militar de Erich Schumann (1898-1985) que, no obstante ser la primera, tuvo exitosa acogida en las bandas de la Armada germana.



© Enrique F. Widmann M. / IberInfo-Buenos Aires



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