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Mariano Moreno

El 23 de septiembre de 1778 nacía en Buenos Aires Mariano Moreno. Fue hijo de Manuel Moreno y Argumosa, natural de Santander, quien arribara a ésta ciudad dos años antes (1776) y de Ana María Valle y Ramos, emparentada por parte de madre con la alta burguesía porteña del Virreinato del Río de la Plata quienes, además, tuvieran otros tres hijos: Manuel, José Eusebio y María Nieves Moreno Valle.

Cursó estudios secundarios en el Colegio San Carlos (actual Colegio Nacional Buenos Aires), finalizando sus estudios con título de honor.

Sus contactos con el ámbito literario facilitaron la continuación de sus estudios en la Universidad de Chuquisaca (Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, actual ciudad de Sucre (así denominada desde 1825, capital constitucional del Estado Plurinacional de Bolivia), que tuviera entre sus alumnos algunos, conocidos como los "Doctores de Charcas", quienes llevaron adelante los movimientos libertarios en La Paz, Quito, Tucumán y Buenos Aires.

Desde 1799 hasta 1804 estuvo Moreno en Chuquisaca. Allí leyó obras de autores de la Ilustración europea: Montesquieu, Voltaire (François-Marie Arouet), Denis Diderot y Jean-Jacques Rousseau que ejercieron gran influencia en sus pensamiento ideológico. Estudió inglés y francés para poder comprender a los autores que escribían en dichas lenguas y también ofició de traductor. Una de las obras que tradujera fue "El contrato social", de Rousseau, dedicando a ello varios años, editandola en 1810 en La Gaceta, con un prólogo de su autoría en el que, entre otros conceptos, dijo:

“Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía”.

Asistió a la Academia Carolina, un cuerpo de practicantes de letrados, especie de curso superior de la universidad, en la que había que cursar dios años de estudios para obtener el título de abogado, rindiendo un examen teórico final.

Bajo la tutela del canónigo doctor don Matías Terrazas, conoció los textos filosóficos de la Ilustración. Influenciado por personajes como el jurista español Juan de Solórzano Pereira, el más destacado publicista del derecho indiano y Victorián de Villava y Aibar (fiscal de la Audiencia de Charcas y defensor de la causa indígena), escribió su tesis doctoral: Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios, en la que, entre otros conceptos puede leerse lo siguiente:

“Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas. Se ve continuamente sacarse violentamente a estos infelices de sus hogares y patrias, para venir a ser víctimas de una disimulada inmolación. Se ven precisados a entrar por conductos estrechos y subterráneos cargando sobre sus hombros los alimentos y herramientas necesarias para su labor, a estar encerrados por muchos días, a sacar después los metales que han excavado sobre sus propias espaldas, con notoria infracción de las leyes, que prohíben que aún voluntariamente puedan llevar cargas sobre sus hombros, padecimientos que, unidos al mal trato que les es consiguiente, ocasionan que de las cuatro partes de indios que salen de la mina, rara vez regresen a sus patrias las tres enteras”.

Moreno conoció la fuente de las riquezas y de las desgracias del Alto Perú. En 1802 visitó Potosí, viendo allí como los españoles, descendientes de los conquistadores, ejercían sin piedad sus variados papeles como corregidores y encomenderos, rodeados de grandes riquezas. Conoció la mita, de origen incaico, que se prolongara bajo la administración española como servicio forzado, evidenciando la miseria del indio y el despojo de que era sujeto, ejerciendo inmensa presión sobre la población, causando mucho daño y cientos de miles de víctimas mortales, sobre todo entre los trabajadores de las minas como las de Potosí. Por este motivo, la corona española decidió llevar esclavos negros al Virreinato para ser esclavizados de la misma manera, retrato exacto de lo que había leído en la obra de Villalva.

El sufrimiento de una raza se concentró en el pensamiento de Moreno. En agosto de 1802 presentó en la Academia Carolina una monografía titulada: "Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios en general y sobre el particular de yanaconas y mitarios", primer escrito de carácter político en el cual criticaba la organización virreinal.

En Chuquisaca realizó sus prácticas profesionales (1803-1804) en el estudio de Agustín Gascón, actuando como abogado defensor de los indios contra los abusos de sus patrones, actividad en la que llegó a inculpar a personajes poderosos, como al intendente de Cochabamba y el alcalde de Chayanta.

El 20 de mayo de 1804 contrajo matrimonio en la Catedral de Chuquisaca con María Guadalupe Cuenca, natural de Chuquisaca. Él tenía 24 años y ella sólo 14.

En 1806, nacía en Chuquisaca su hijo Mariano Moreno Cuenca.

El enfrentamiento con el poder chuquisaqueño hizo difícil e insegura la permanencia en el Alto Perú de Mariano Moreno. Por ello, con su esposa y su recién nacido hijo, se trasladaron a Buenos Aires a mediados de 1805.

Ya en la ciudad del Plata, fue habilitado por la Real Audiencia para el ejercicio de la profesión de abogado, actuando como relator de la Audiencia y asesor del Cabildo de Buenos Aires.

Uno de sus primeros casos fue la defensa del canónigo Melchor Fernández, agraviado por el obispo Benito Lué y Riega.

Otro de sus tareas jurídicas iniciales fue fundamentar la decisión del Cabildo de negar el nombramiento como alférez al entonces joven Bernardino Rivadavia.

En 1806, con motivo de la primera invasión inglesa al Río de la Plata, Moreno no participó activamente de las acciones militares de rechazo, si bien su postura fue la oposición a la presencia inglesa en Buenos Aires. Durante la misma escribió un diario, tomando nota de los acontecimientos, con el propósito que sus compatriotas conocieran en el futuro lo ocurrido.

En la segunda invasión inglesa, en 1807, antes de lanzarse sobre Buenos Aires, los invasores tomaron la ciudad de Montevideo. Comenzaron a editar en la capital oriental un periódico bilingüe (inglés-castellano), The Southern Star (La estrella del Sur), defensor del libre comercio, una de los objetivos de los ingleses, además de promover la independencia americana bajo tutela inglesa. En Buenos Aires, la Audiencia prohibió la circulación de dicho periódico, encargando a Moreno la redacción de artículos que lo refutaran. Moreno se negó, ya que si bien no aceptaba la dominación inglesa, estaba de acuerdo con algunas de las críticas que se formulaban al gobierno español.

El 14 de agosto de 1807 nacía en Buenos Aires su hija María del Tránsito Moreno Cuenca.

En 1809 escribió "Representación de los hacendados", obra que supuso una feroz denuncia de las restricciones comerciales impuestas por España a sus colonias sudamericanas.

Fue una de las más destacadas personalidades de la Revolución de Mayo, con destacada actuación como uno de los dos secretarios de la Primera Junta, resultante de la misma. Responsable de los asuntos políticos y militares, pronto se convirtió en el máximo dirigente de la Junta.

Por oficio de 2 de junio de 1810, suscrito por Cornelio Saavedra y refrendado por Mariano Moreno, se daba cuenta de la publicación de la "Gazeta" semanal (la "Gazeta de Buenos-Ayres"), cuyo primer número se puso en circulación el jueves 7 de junio de 1810.

El oficio se redactó en los siguientes términos:

"La necesidad de instruir al Pueblo en las reglas que deben dirigir la heroica fidelidad y patriotismo que ha desplegado, ha decidido a esta Junta a la Publicación de una Gazeta Semanal donde se desenvuelvan y apliquen a las circunstancias del día, los principios análogos a tan importante objeto. La Junta confía el desempeño de esta obra al celo de los sabios que ilustran la sociedad, y aunque a invitado a generalmente el particular aprecio con que distingue los talentos de V. le hace dirigir esta Manifestación esperando consagrará (...) a este servicio que ser tan útil a la causa del Rey y de la Patria.

Dios guarde a V mds (Vuestras mercedes) Cornelio Saavedra

Don Mariano Moreno, secretario"

Moreno garantizó la libertad de prensa, la integración de indígenas y blancos en el Ejército y la creación de una Biblioteca Nacional.

Como director del periódico ‘La Gazeta de Buenos Aires’ fomentó la difusión de los objetivos revolucionarios a las provincias y luchó por la total independencia del territorio argentino como república democrática.

MORENO Y LA BIBLIOTECA NACIONAL

El 13 de septiembre de 1810 el Cabildo de Buenos Aires creó, por decreto, la Biblioteca Pública, actual Biblioteca Nacional de la República Argentina, que lleva el nombre de Mariano Moreno, siendo la más importante del país. Al tiempo de su creación le fue asignado un espacio en el edificio del Cabildo de Buenos Aires.

Moreno fue designado Protector de la Biblioteca. Fray Cayetano Rodríguez y Saturnino Segurola fueron designados primero y segundo bibliotecario, respectivamente. En enero de 1811 asumió la dirección Luis Chorroarín.

A fines del siglo XIX fue construida una nueva sede en el solar de la calle México 564, edificio que hasta hoy se conserva (es la sede del Centro Nacional de la Música), con detalles de gran valor arquitectónico.

Actualmente, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno se encuentra situada en el barrio porteño de Recoleta, en el solar comprendido entre las avenidas del Libertador y Las Heras y las calles Agüero y Austria, donde hasta 1956 se levantara el Palacio Unzué, utilizado por Juan Domingo Perón como residencia presidencial y que, por esa razón, la revolución libertadora hiciera demoler en 1956. El actual edificio se inauguró el 10 de abril de 1992 y el material bibliográfico se terminó de trasladar el 21 de septiembre de 1993.


En octubre de 1810 se dictó un reglamento por el cual se creaba un cuerpo de oficiales de carrera y una academia militar, creándose un cuerpo de milicias, llamado Regimiento de la Unión o “de la Estrella”, encomendado a los morenistas Domingo French y Antonio Luis Beruti, sintiéndose debilitados los jefes militares adictos a Saavedra.

Durante un banquete en festejo por la victoria en la batalla de Suipacha, acertó a pasar Moreno por la puerta del cuartel y pretendió ingresar al mismo, lo que fue impedido por el centinela, que no lo reconoció. Esa misma noche, el oficial Atanasio Duarte, en estado de ebriedad, ofreció a Saavedra una corona de azúcar y brindó por él llamándolo "el primer rey y emperador de América, don Cornelio Saavedra".

Al día siguiente, en conocimiento de lo ocurrido, Moreno lanzó el "Decreto de Supresión de Honores", por el cual se suprimía el ceremonial reservado para el presidente de la Junta y los privilegios heredados del cargo del virrey. Duarte fue desterrado, acto justificado por Moreno afirmando que:

"Un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener expresiones contra la libertad de su país."

Su radicalismo alarmó a los elementos conservadores de la Junta y, en diciembre de 1810, se vio obligado a dimitir.

Para sacarlo del Río de la Plata, se le encomendó una misión ante las cortes del Brasil y Gran Bretaña, con el objeto de gestionar el apoyo a la independencia argentina.

El 6 de enero de 1811 Moreno se dirigió, por escrito, a la Junta Provisional de Gobierno, comunicando la aceptación de la misión encomendada. Lo hizo en los siguientes términos:


"Excelentísimo Señor

He recibido el oficio de Vuestra Excelencia en que me faculta, para hacer uso de la legación conferida para la Corte de Londres con arreglo a los acontecimientos que adquieran del Estado de aquella Corte, y apreciando la alta confianza con que Vuestra Excelencia me distingue, procuraré llevarla de un modo, que no tenga Vuestra Excelencia que arrepentirse de haberme favorecido.

Dios guíe a Vuestra Excelencia muchos años, Buenos Aires 6 de enero de 1811.

Excelentísimo Señor

Mariano Moreno

Excelentísima Junta Provisional del Río de la Plata"

El 24 de enero de 1811 Mariano Moreno, con la salud quebrantada, se embarcó en la escuna inglesa Misletoe, que lo trasladó hasta la también inglesa fragata Fame, contratada por los agentes de Saavedra, en la que ya lo esperaban sus dos secretarios: su hermano Manuel y su amigo Tomás Guido.

El 4 de marzo de 1811, mientras viajaba a bordo de la fragata inglesa Fame como diplomático hacia Gran Bretaña, Moreno falleció. Su cuerpo, envuelto en una bandera inglesa, fue arrojado al mar, a unos kilómetros de la costa de Brasil, cerca de la isla de Santa Catarina, tras unas salvas de fusilería.

Según los testimonios de su hermano Manuel Moreno y de Tomás Guido, murió debido a la convulsión producida por una sobredosis de un medicamento administrado por el capitán del buque, Walter Bathurst

Dijo su hermano Manuel que “Desde antes de embarcarse la salud del doctor Moreno se hallaba grandemente injuriada por la incesante fatiga en los asuntos políticos. Los últimos disgustos abatieron considerablemente su espíritu y la idea de la ingratitud se presentaba de continuo a su imaginación, con una fuerza que no podía menos de perjudicar su constitución física. En vano era que la reflexión ocurría a aliviar las fuertes impresiones causadas en su honor por el ataque injusto de las pasiones vergonzosas de sus contrarios. La extrema sensibilidad le hacía insoportable la más pequeña sombra de la irregularidad absurda que se atribuía oscuramente a sus operaciones. No pudiendo proporcionarse a sus padecimientos ninguno de los remedios del arte Moreno ya no nos quedaba otra esperanza de conservar sus preciosos días, que en la prontitud de la navegación; mas por desgracia tuvimos ésta extraordinariamente morosa y todas las instancias hechas al capitán para que arribase al Janeiro [Río de Janeiro] o al Cabo de Buena Esperanza, no fueron escuchadas.”

Walter Bathurst, capitán del Fame, se mostró hostil durante todo el viaje y se negó rotundamente a acceder a los pedidos humanitarios de los secretarios de Moreno de permitirles descender en el puerto más cercano. Ante las demandas permanentes de calmantes y ante la ausencia de un médico en la tripulación, a escondidas, el capitán le daba unas misteriosas gotas de un supuesto remedio, pero lo cierto era que Moreno estaba cada vez peor. Hasta que, por último, en la madrugada del 4 de marzo de 1811 el misterioso capitán le suministró un vaso de agua con 4 gramos de antimonio tartarizado, un vomitivo de uso habitual en aquella época, elaborado con antimonio y tartarato de potasa, haciéndolo en una dosis cuarenta veces superior a la que se conoce como mortal.

En 1836, siendo ya médico, dijo Manuel Moreno:

"El accidente mortal, que cortó esta vida, fue causado por una dosis excesiva de emético, que le administró el capitán en un vaso de agua, una tarde que lo halló sólo y postrado en su gabinete. Es circunstancia grave haber sorprendido al paciente con que era una medicina ligera y restaurante sin expresar cuál, ni avisar o consultar a la comitiva antes de presentársela. Si el Dr. Moreno hubiese sabido se le daba a la vez tal cantidad de esta sustancia, sin duda no la hubiese tomado, pues a vista del estrago que le causó, y revelado el hecho, dijo que su constitución no admitía sino la cuarta parte (de la dosis), y que se reputaba muerto. Aún quedó en duda si fue mayor la cantidad de aquella droga, y otra sustancia corrosiva la que se administró, no habiendo las circunstancias permitido la autopsia cadavérica".

“A esto siguió una terrible convulsión que apenas le dio tiempo para despedirse de su patria, de su familia y de sus amigos. Aunque quisimos estorbarlo desamparó su cama ya en este estado, y con visos de mucha agitación, acostado sobre el piso solo de la cámara, se esforzó en hacernos una exhortación admirable de nuestros deberes en el país en que íbamos a entrar, y nos dio instrucciones del modo que debíamos cumplir los encargos de la comisión, en su falta. Pidió perdón a sus amigos y enemigos de todas sus faltas; llamó al capitán y le recomendó nuestras personas; a mí en particular me recomendó, con el más vivo encarecimiento, el cuidado de su esposa inocente –con este dictado la llamó muchas veces. El último concepto que pudo producir, fueron las siguientes palabras: ‘¡Viva mi patria aunque yo perezca!’ Murió el 4 de marzo de 1811, al amanecer, a los veinte y ocho grados y siete minutos sur de la línea, en los 32 años, 6 meses y un día de su edad. Ya no pudo articular más”.

Tanto Manuel Moreno como Tomás Guido coincidieron posteriormente en conjeturar que fue envenenado por el capitán del buque y que la orden habría sido impartida por Saavedra.

Las fuentes historiográficas no confirman el hecho ni acreditan la existencia de un móvil definido: para Saavedra, su adversario ya había sido derrotado, careciendo de antecedentes de hacer matar a sus enemigos.

Por otra parte, Mariano Moreno no era considerado un enemigo de los planes británicos en el Río de la Plata, no teniendo sostén la idea de haber sido asesinado por orden de la diplomacia inglesa.

Sin embargo, cabe tener en cuenta que el 9 de febrero de 1811, el gobierno porteño de Cornelio Saavedra y el deán Gregorio Funes firmaba un contrato con el estadounidense David Curtis de Forest (de actuación en Buenos Aires entre 1802 y 1818). Vale decir, quince días después de la partida de Moreno, adjudicándole una misión idéntica a la de éste, para el equipamiento del nuevo ejército nacional.

En el artículo 5 del documento se establecía que “para poner en ejecución el convenio deberá Mr. Curtis ponerse antes de acuerdo con el enviado de esta Junta a la Corte de Londres, señor doctor Mariano Moreno, cuya aprobación será requisito necesario para que los comprometimientos de Mr. Curtis obtengan los de esta Junta”.

El artículo sexto determinaba que los pagos por sus servicios deberían ser certificados por el doctor Moreno.

No obstante, el artículo 11 de este documento aclaraba con una previsión no frecuente en los funcionarios de gobierno “que si el señor doctor don Mariano Moreno hubiere fallecido, o por algún accidente imprevisto no se hallare en Inglaterra, deberá entenderse Mr. Curtis con don Aniceto Padilla en los mismos términos que lo habría hecho el doctor Moreno”.

Padilla había colaborado en la fuga de Beresford en 1807. Fue designado por la Junta en septiembre de 1810 para comprar armas en Londres.

Era socio de Curtis y juntos montaron una operación de compra ilegal de armas a través del traficante francés Charles Dumoriez, presentado a Padilla por Saavedra, ya que Inglaterra no podía aparecer vendiendo armas a Buenos Aires, que serían usadas contra su aliada España.

Al embarcarse Moreno el negocio ya estaba cerrado. En una carta dirigida a Saavedra, Dumouriez le pide que confíe plenamente en Padilla evitando nombrar nuevos agentes “que pueden embarazar lejos de beneficiar nuestros negocios aquí” y que recuerde que “en un país donde el dinero es el móvil universal, es necesario que le abráis un crédito discrecional (a Padilla) sobre los banqueros de Londres para que pueda hacer frente ya a compromisos, ya a gastos imprevistos o secretos”.

Quedaban muy pocas dudas de que Moreno objetaría los términos económicos del acuerdo y las abultadas comisiones de los intermediarios, como lo hará efectivamente su hermano Manuel al llegar a Londres, que llamará a Padilla “bribón, miserable parásito e intrigante”.

Ya eran varios aquellos a los que no les convenía que Mariano Moreno llegara a destino.


MARÍA GUADALUPE CUENCA

Se cuenta tradicionalmente, que poco tiempo después de la partida de Mariano Moreno hacia Europa su esposa, Guadalupe, recibió un paquete anónimo conteniendo un abanico de luto, un velo y un par de guantes negros ¿Quién anticipó a Guadalupe lo que ocurriera a su amado?

El amor la impulsa a escribir, diez días después de ocurrido el deceso, la primera carta:


“14 de marzo de 1811

Mi querido y estimado dueño de mi corazón:

Me alegraré que lo pases bien y que al recibo de ésta, estés ya en tu gran casa, con comodidad, y que Dios te de acierto en tus empresas. Tu hijo y toda tu familia quedan buenos, pero, con muchas fluctuaciones y el dolor en las costillas que no se me quita y cada vez va a más: estoy en cura, me asiste Argerich. Se me aumentan los males al verme sin vos y de pensar morirme sin verte y sin tu amable compañía, todo me entristece. Las bromas de Micaela me enternecen porque tengo el corazón más para llorar que para reír, y así mi querido Moreno, si no te perjudicas, procura venirte lo más pronto que puedas o si no hacerme llevar, porque sin vos no puedo vivir. La casa reaparece sin gente. No tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste, sin tener tu mujer y tu hijo que te consuelen y participen de tus disgustos. ¿O quizá ya habrás encontrado alguna inglesa que ocupe mi lugar? No hagas eso Moreno, cuando te tiente alguna inglesa, acuérdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes después de Dios. Tu mujer que te ama más que a sí misma.

Guadalupe”


Once más fueron las cartas de Guadalupe que Moreno nunca recibiría. Ya en agosto, desde Londres, su cuñado Manuel Moreno le escribió para anunciarle que Mariano había muerto envenenado el 4 de marzo de 1811.

María Guadalupe Cuenca falleció en Buenos Aires el 1 de septiembre de 1854, a los 64 años.


MARIANO MORENO CUENCA

El hijo mayor de Mariano Moreno y María Guadalupe Cuenca, nacido en 1806 en Chuquisaca, fue oficial del Ejército Argentino, donde alcanzara el grado de coronel.

Contrajo matrimonio el 31 de octubre de 1828 con María Mercedes de la Cruz González Balcarce Quesada (nac. 14 sep. 1809, en Buenos Aires- fall. 21 jun. 1876, a los 66 años, en Buenos Aires), celebrándose la ceremonia matrimonial en la porteña Iglesia de San Pedro González Telmo, inscrito en el Libro del Año 1828, Fo. 98vta., siendo testigos el general Tomás Guido y doña María Guadalupe Cuenca.

Tuvieron dos hijos:

María de las Mercedes de la Santísima Trinidad Moreno Balcarce (Buenos Aires, 4 sep. 1830) y Mariano Ambrosio Moreno Balcarce (Buenos Aires, 22 ene. 1832)

El coronel Mariano Moreno Cuenca falleció en Buenos Aires, el 14 de julio de 1876, a los 70 años.


Según algunas referencias de la época, el presidente de la primera Junta del Gobierno patrio, don Cornelio Saavedra dijo al tomar conocimiento de la muerte del Dr. Mariano Moreno: “Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego”.

En realidad, la pasión que el Dr. Mariano Moreno demostrara en sus ideales y en el amor, no se apagó en las aguas del Atlántico. Perdura encendida y esa llama se aviva en la lucha de los ideales que en nuestra Patria y extensivamente en nuestra América, aún no llegaron a concretarse.


V I D E O :

200 años de amor en Argentina: Mariano Moreno y Guadalupe Cuenca

Mariano Moreno y Guadalupe Cuenca como otras emblemáticas parejas de la historia argentina experimentaron en carne propia esos momentos en los que la línea divisoria entre lo personal y lo público se hace difusa. La historia de la Patria suele ser contada desde los grandes hechos y las heroicas batallas. El amor, que ha sido determinante en la vida de sucesivas generaciones, fue escasamente tratado. Enmarcada en la coyuntura histórica y en los hábitos y costumbres de principios del siglo XIX se presenta esta historia de amor.

Para reproducir el video, cliquear sobre la siguiente imagen:

B I B L I O T E C A

El doctor Ricardo Levene (1885-1959), doctorado en Jurisprudencia y Leyes por la Universidad de Buenos Aires en 1906, fue un destacado historiador argentino, uno de los fundadores de la Nueva Escuela Histórica.

En 1915 se incorporó a la Junta de Historia, actual Academia Nacional de la Historia, de la que fue presidente (1917-1931). En 1925 se hizo cargo, como director ad-honorem, del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, que contribuyera a fundar y organizar.

Ricardo Levene es autor de numerosas obras relacionadas con la Historia Argentina, entre ellas “Iniciación de la vida pública de Mariano Moreno”, que en su edición de 1917, impresa en Buenos Aires por la Imprenta de Coni Hermanos, se puede descargar cliqueando sobre la siguiente imagen:

© Enrique F. Widmann-Miguel / IberInfo-Buenos Aires






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