9 de Julio de 1816: Declaración de la Independencia
La fecha del 9 de julio de 1816 recuerda el acontecimiento de mayor relevancia en la historia argentina: el día en que en la norteña ciudad de San Miguel de Tucumán, con decisión admirable, se declarara la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en el carácter de Nación soberana.
Aquel memorable Congreso de San Miguel de Tucumán animó con energía y resolución el estado de cosas creado en seis años de acción civil y militar, que comenzara a partir de los hechos de mayo de 1810, en el Cabildo de Buenos Aires.
El Himno Nacional de 1813 ya se había referido al advenimiento de "...una nueva y gloriosa Nación..." y la misma Asamblea de ese año, que aclamara su canto, dio al país que surgía los símbolos soberanos.
En tales condiciones, la independencia era un hecho; pero faltaba la consagración formal, ya que no estaban en verdad rotos los lazos seculares con la monarquía española y a ella se llegó con la declaración del 9 de julio de 1816.
Esta ruptura fue de orden exclusivamente político, terminando con la subordinación al absolutismo monárquico, encarnado entonces en la figura del rey Fernando VII.
ANTECEDENTES
En la segunda mitad del año de 1815 el Director Supremo sustituto, Ignacio Álvarez Thomas, convocó a todas las ciudades y villas de las provincias interiores para el pronto nombramiento de diputados que habrían de formar la Constitución, que deberían reunirse en la ciudad de San Miguel del Tucumán.
Los diputados fueron electos en las últimas semanas de ese año o en las primeras del año siguiente. Cada ciudad y villa eligió un diputado cada 15.000 habitantes de su jurisdicción.
Fueron ellos:
Por Buenos Aires:
-Tomás Manuel de Anchorena,
-José Darragueira,
-Esteban Agustín Gascón,
-Pedro Medrano,
-Juan José Paso,
-Fray Cayetano José Rodríguez
- Antonio María Norberto Sáenz.
Por San Fernando del Valle de Catamarca:
-Manuel Antonio Acevedo
-José Eusebio Colombres.
-Miguel Calixto del Corro
Por Cochambamba
- Pedro Buenaventura Carrasco
Por Córdoba
-José Antonio Cabrera,
-Eduardo Pérez Bulnes
-Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera.
Por Charcas (La Plata o Chuquisaca):
-José Severo Malabia,
-Mariano Sánchez de Loria
-José Mariano Serrano.
Por Chibchas (Tupiza):
-José Andrés Pacheco de Melo
-Juan José Feliciano Fernández Campero y Pérez de Uriondo Martiarena, marqués del Valle de Toxo
Por San Salvador de Jujuy:
-Teodoro Sánchez de Bustamante.
Por La Rioja:
-Pedro Ignacio de Castro Barros.
Por Mendoza:
-Tomás Godoy Cruz
-Juan Agustín Maza.
Por Mizque:
-Pedro Ignacio Rivera.
Por Salta:
-Mariano Joaquín Boedo
-José Ignacio de Gorriti
-José Moldes.
Por San Juan:
-Francisco Narciso de Laprida
-Fray Justo Santa María de Oro.
Por San Luis:
Juan Martín de Pueyrredón.
Por Santiago del Estero:
-Pedro León Gallo
-Pedro Francisco de Uriarte.
Por San Miguel de Tucumán:
-Dr. Pedro Miguel Aráoz
-Dr. José Ignacio Thames.
Las sesiones se iniciaron el 24 de marzo de 1816, con la presencia de 32 diputados, ya que Juan José Feliciano Fernández Campero y Pérez de Uriondo Martiarena, marqués del Valle de Toxo no se pudo incorporar en razón de encontrarse en el frente de lucha, intentando detener el avance de las tropas realistas de José Álvarez de La Serna e Hinojosa y el médico Pedro Buenaventura Carrasco(Cochabamba), médico, por prestar servicios médicos, no se incorporó al Congreso hasta el mes de agosto.
El porteño Pedro Medrano fue el presidente provisional y los diputados presentes juraron defender la religión católica y la integridad territorial de las Provincias Unidas.
Para sesionar fue alquilada una casa, propiedad de Francisca Bazán de Laguna, que sería declarada Monumento Histórico Nacional en 1941.
PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA
El 9 de julio de 1816, la sesión reunió a 29 diputados que a esa fecha integraban el Congreso, no estando presentes:
-Miguel Calixto del Corro (Córdoba), que estaba realizando una misión diplomática ante José Artigas,
-el coronel José Moldes (Salta), que se encontraba detenido en Salta,
-el coronel Juan José Feliciano Fernández Campero (Chichas), que estaba al mando de tropas en el frente de combate,
-el médico Pedro Buenaventura Carrasco (Cochabamba), que estaba en servicio en el Ejército del Norte y
-Juan Martín de Pueyrredón (San Luis), que había viajado a Buenos Aires para asumir el cargo de Director Supremo
Ese 9 de Julio, con la presidencia del diputado Francisco Narciso de Laprida, se declaró la Independencia, en los términos del acta que reza:
"En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel del Tucuman á nueve días del mes de julio de mil ochocientos diez y seis, terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias-Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado objeto de la independencia de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España. Los representantes, sin embargo, consagraron á tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones é interés que demanda la sanción de la suerte suya, la de los pueblos representados, y la de toda la posteridad. A su término fueron preguntados si querían qué las provincias de la Unión fuesen una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli? Aclamáron primero, llenos del santo ardor de la justicia, y uno a uno sucesivamente reiteráron su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del pais, fixando en su virtud la determinación siguiente.-
Nos los representantes de las Provincias-Unidas de Sud-América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, á las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente á la faz de la tierra , que es voluntad unánime é indubitable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban á los reyes de España, recuperar los derechos de que fuéron despojados, é investidos del alto carácter de nación libre e independiente del rey Fernando 7, sus sucesores y metrópoli. Quedar en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas, que exija la justicia, é imperé el cumulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas, así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sosten de esta su voluntad, baxo el seguro y garantía de sus vidas , haberes y fama. Comuníquese á quienes corresponda para su publicación, y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración. Dada en la sala de sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del congreso, y refrendada por nuestros diputados secretarios.— Francisco Narciso de Laprida —presidente. Mariano Boedo — vice-presidente.- Enseguida firmaron todos.”
Los congresales presentes y firmantes del acta fueron:
Francisco Narciso de Laprida, Diputado por San Juan, Presidente
Mariano J. Boedo, Vice Presidente, Diputado por Salta
Dr. Antonio María Norberto Sáenz, Diputado por Buenos Aires
Dr. José Darragueira, Diputado por Buenos Aires
Fray Cayetano José Rodríguez, Diputado por Buenos Aires
Dr. Pedro Medrano, Diputado por Buenos Aires
Dr. Manuel Antonio Acevedo, Diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio de Gorriti, Diputado por Salta
Dr. José Andrés Pacheco de Melo, Diputado por Chibchas
Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante, Diputado por Jujuy y su territorio
Eduardo Pérez Bulnes, Diputado por Córdoba
Tomás Godoy Cruz, Diputado por Mendoza
Dr. Pedro Miguel Aráoz, Diputado por la Capital del Tucumán
Dr. Esteban Agustín Gascón, Diputado por la Provincia de Buenos Aires
Pedro Francisco de Uriarte, Diputado por Santiago del Estero
Pedro León Gallo, Diputado de Santiago del Estero
Pedro Ignacio Rivera, Diputado de Mizque
Dr. Mariano Sánchez de Loria, Diputado por Charcas
Dr. José Severo Malabia, Diputado por Charcas
Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros, Diputado por La Rioja
Licenciado Gerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera, Diputado por Córdoba
Dr. José Colombres, Diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio Thames, Diputado por Tucumán
Fray Justo de Santa María de Oro, Diputado por San Juan
José Antonio Cabrera, Diputado por Córdoba
Dr. Juan Agustín Maza, Diputado por Mendoza
Tomás Manuel de Anchorena, Diputado de Buenos Aires
José Mariano Serrano, Diputado por Charcas, Secretario
Juan José Paso, Diputado por Buenos Aires, Secretario.
(El Redactor del Congreso Nacional, Nº 6, de 23 de agosto de 1816- pág. 4_Buenos-Ayres: Imprenta de Gandarillas y socios)
LA CASA HISTÓRICA
Fue en la Casa Histórica de la Independencia donde los delegados de la mayoría de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en el Congreso de Tucumán, el martes 9 de julio de 1816 proclamaron la Independencia, con el carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII.
La casa está situada en el centro de la ciudad, en la calle Congreso 141.
Fue construida hacia 1765 por Diego Bazán y Figueroa, comerciante radicado en San Miguel de Tucumán, como dote para el matrimonio de su hija Francisca con el peninsular Miguel Laguna. Estos tuvieron gran número de hijos y la casa llegó a estar habitada por más de quince personas, a la vez.
Edificación señorial, con entrada de zaguán flanqueada por dos habitaciones, que dan a un primer patio, rodeado de habitaciones por sus cuatro costados. A continuación, tres salones principales; luego un segundo patio, siguiendo un tercer grupo de dependencias destinadas originariamente al personal de servicio. Salvo por las decoraciones aplicadas a paredes y aberturas, el edificio carecía de ornamentos, exceptuando las molduras a ambos lados de la puerta principal, representando columnas salomónicas.
En la época de la Revolución de Mayo, la casa era propiedad de los descendientes de Francisca Bazán y la ocupaba Pedro Antonio de Zavalía, casado con Gertrudis Laguna y Bazán.
El gobierno revolucionario la alquiló, dándole uso de cuartel para oficiales y tropa en los meses que siguieron a la Batalla de Tucumán (24 y 25 de septiembre de 1812).
Las ideas liberales de los hombres que en América impulsaron los movimientos independentistas, no distaban mucho de las de aquellos que, en la Península, enfrentaban al absolutismo real y aún a costa de su propia vida sostuvieron la primera Constitución española, promulgada en Cádiz, conocida como ‘La Pepa’, por haber sido jurada el día de San José (19 de marzo) de 1812.
LAS RELACIONES CON ESPAÑA
Tras la muerte de Fernando VII, ocurrida en Madrid el 29 de septiembre de 1833, cambia la política de España con relación a los nuevos estados de ultramar. En tal sentido, el presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Estado, D. José María Calatrava, presentaba ante las Cortes, en 1836, una proposición propiciando "...negociaciones para arreglar tratados de paz, amistad y comercio entre España y esos países...", que fue aprobada el 3 de diciembre de dicho año por unanimidad de los 140 diputados presentes.
Pasó el tiempo, llegaba a su fin el gobierno de D. Juan Manuel de Rosas y hasta entonces no había reconocido España la independencia de la Confederación Argentina.
El gobierno español, entendiendo que debía buscar el acercamiento, comisionó en 1851 a don Jacinto Albistur -encargado de negocios y cónsul general de España en Montevideo-, para las gestiones del caso.
El 3 de febrero de 1852 se produce la batalla de Caseros, hecho de armas que tuvo lugar en los campos de Caseros, en el noroeste de la ciudad de Buenos Aires (en las tierras donde ahora se encuentra situado el Colegio Militar de la Nación), siendo sus protagonistas, por una parte, el Ejército de la Confederación Argentina a cuyo frente se encontraba D. Juan Manuel de Rosas y, por la otra, el Ejército Grande, integrado con fuerzas del Brasil, Uruguay y las provincias mesopotámicas de Entre Ríos y Corrientes, al mando del gobernador de Entre Ríos, D. Justo José de Urquiza, quien se pronunciara contra Rosas en su proclama de 1 de mayo de 1851 en la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay. Derrotados los primeros, Rosas, herido, vuelve a Buenos Aires y en el paraje denominado ‘Hueco de los sauces’ (actual Plaza Garay, en el barrio de Constitución) redactó su renuncia, embarcando horas más tarde en la fragata británica ‘Centaur’, en la que partió al exilio en Gran Bretaña.
Tras la batalla de Caseros, Albistur se presentó ante el ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Buenos Aires, D. Luís J. de la Peña, exponiendo la conveniencia de acreditar un agente consular interino.
Con la firma del entonces Gobernador provisorio de Buenos Aires, D. Vicente López y Planes (doctor en Leyes, escritor, magistrado y político argentino, autor de la letra del Himno Nacional) y del ministro de la Peña, el 28 de febrero de 1852 se suscribía un decreto, cuyo artículo 1º disponía:
“Facúltase al señor don Jacinto Albistur, Encargado de Negocios y Cónsul General de España en Montevideo, para nombrar una persona que desempeñe las funciones de Cónsul español en Buenos Aires mientras da cuenta al Gobierno de Su Majestad Católica de esta graciosa concesión, y pueda acreditar al que tuviere a bien cerca de la Confederación Argentina”; decreto sometido a la sanción de la próxima Legislatura de la Provincia, según la disposición del artículo 2º.
El 1º de marzo de 1852, puestos previamente de acuerdo el canciller de la Peña y el Encargado de Negocios Albistur, se nombró a D. Vicente Casares como agente consular interino de España en Buenos Aires.
Por iniciativa de D. Vicente Rosa y Carim, quien desde los últimos años del Gobierno de Rosas procuraba la reunión institucional de los españoles en Buenos Aires, el 5 de septiembre de 1852 se inauguraba la Sala Española de Comercio, antecedente del Club Español de Buenos Aires; siendo su primer presidente D. Esteban Rams y Rubert.
Poco después, D. Vicente Casares fue remplazado por D. José Zambrano y Viana.
El 20 de febrero de 1854 el Congreso Constituyente proclamó al primer presidente de la Confederación Argentina, general D. Justo José de Urquiza, quien asumió dicho cargo el 5 de marzo.
El 8 de junio de 1854, el Gobierno de la Confederación (con asiento en Paraná, Entre Ríos), con la firma del vicepresidente Salvador María del Carril y refrendado por el canciller Juan María Gutiérrez, suscribió un decreto, por el cual el encargado de negocios de la Confederación Argentina ante los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, Juan Bautista Alberdi Aráoz, era nombrado en igual carácter ante el Gobierno español.
El gobierno de Buenos Aires (que no integraba la Confederación) designó a su vez un representante en España para "cruzar" los trabajos de la misión de Alberdi tendientes a alcanzar el reconocimiento del gobierno de la Confederación Argentina por parte de la Corona. Fueron protagonistas de la misión los agentes confidenciales en Francia D. Mariano Severo Balcarce y ante Su Majestad Católica, D Juan Thompson y el cónsul general en el Reino Unido, D. Jorge F. Dickson.
Jacinto Albistur, en calidad de plenipotenciario, se trasladó a Paraná, entonces capital provisoria de la Confederación Argentina, en noviembre de 1855, poniéndose en contacto con el ministro de Relaciones Exteriores D, Juan María Gutiérrez, a quien presentó un proyecto de tratado, sin llegar a alcanzar el acuerdo.
En calidad de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de la Confederación, D. Juan Bautista Alberdi Aráoz llegó a Madrid el 21 de enero de 1857 e inmediatamente comenzó sus gestiones para alcanzar un acuerdo justo con España.
El 2 de febrero elevó al entonces ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno español, el diplomático e historiador asturiano D. Pedro José Pidal y Carniado, marqués de Pidal, un memorándum sobre el estado político de cosas de la República Argentina con respecto a España y sobre los medios de regularizar y estrechar las relaciones de amistad, de comercio y de navegación entre ambos países, remarcando ante las autoridades españolas las ventajas de la firma de dos tratados con el gobierno de la Confederación, uno de paz y otro de reconocimiento. Por el primero, España renunciaba al territorio de la República Argentina que fue colonia. El documento indicaba como pilar del tratado el reconocimiento de la independencia argentina y la integridad de su territorio. Los dos tratados -de paz y consular- fueron firmados el 29 de abril de 1857, suscribiéndolo Alberdi por Argentina, mientras que España fue representada por D. Pedro José Pidal y Carniado, marqués de Pidal.
Los tratados de 1857 no fueron reconocidos por la Confederación, pese a las gestiones de Alberdi y Albistur procurando la aprobación. Peso más la opinión de los asesores y ministros del gabinete de Urquiza, con relación al no reconocimiento de deudas anteriores al año 1810 y la consagración del ius soli desde el momento del nacimiento hasta la mayoría de edad, cuando el ciudadano podía elegir libremente su origen.
La decisión del gobierno de la Confederación cayó mal en España y el 2 de diciembre de 1858, la Primera Secretaría de Estado del Reino de España envió una nota a Jacinto Albistur demostrando el endurecimiento de su política exterior hacia Sudamérica. En el caso se concretó, entre otros aspectos, con la finalización de la misión diplomática encomendada a Jacinto Albistur y la supresión del cargo de ministro plenipotenciario de éste; la disminución de la jerarquía de la legación española en Montevideo y el fin en la intención de designar cónsules en Buenos Aires y en Paraná.
El 22 de mayo de 1859 retornaba a Madrid Juan Bautista Alberdi, logrando cerrar un nuevo tratado con el gobierno español el 16 de julio de 1859 (aunque de común acuerdo, se fechó el día 9).
El 11 de noviembre de 1859 se firmaba el Pacto de San José de Flores, en la casona de la familia Terrero (situada en la zona de la actual avenida Rivadavia esquina a la calle Boyacá, ciudad de Buenos Aires), por el que Buenos Aires se incorporaba a la Confederación Argentina.
No obstante, subsistieron las diferencias.
El 23 de octubre de 1859 se produce la Batalla de Cepeda (en la cañada de su nombre, en el sur de la provincia de Santa Fe), en la que triunfan las fuerzas de Urquiza. Tras el hecho de armas, la Confederación exige el regreso de Buenos Aires a la misma, no cumpliéndose tal exigencia por alegadas razones aduaneras.
En mayo de 1860 se celebran elecciones, siendo electo Bartolomé Mitre como gobernador de la provincia de Buenos Aires y Justo José de Urquiza en la de Entre Ríos. Aunque con resistencia inicial por parte de Mitre a los intentos organizadores del gobierno de Urquiza, tras su llegada al poder el primero evidenció intención de mantener la unión acordada por el Pacto de Flores y de lograr un acercamiento, tanto con Urquiza como con el entonces presidente de la Confederación Argentina, Santiago Derqui, aunque reservando para Buenos Aires algunos privilegios, hasta tanto se produjera la incorporación definitiva.
Las diferencias llevaron a nuevos enfrentamientos. Las hostilidades entre los ejércitos de Buenos Aires y los de la Confederación afectaron a los residentes españoles, hecho expuesto el 21 de agosto de 1861 por el vicecónsul de España D. Carlos Casares, con relación a Buenos Aires.
Así se llega al 17 de septiembre de 1861, fecha en la que tiene lugar la Batalla de Pavón (departamento Constitución, en el sur de la provincia de Santa Fe), que concluye con el triunfo de las fuerzas porteñas, bajo el mando de Bartolomé Mitre.
Se acuerda entonces el regreso de Buenos Aires a la Confederación, bajo los términos que la provincia impusiese. Se disuelve el Estado, formándose entonces la República Argentina, asumiendo Bartolomé Mitre la presidencia de la Nación unificada
El 18 de mayo de 1863 el Gobierno del general Bartolomé Mitre designó a Mariano Severo Balcarce, médico y diplomático, hijo del general Antonio González Balcarce, triunfador de Suipacha y yerno del general don José de San Martín, como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en España quien, el 21 de septiembre de 1863 suscribe el "Tratado de reconocimiento, paz y amistad", haciéndolo por España D. Manuel Pando y Fernández de Pinedo, marqués de Miraflores y de Pontejos, conde de Villapaterna, presidente del Consejo de Ministros de la Reina Isabel II.
Por el primero de sus doce artículos, la Corona reconoció como nación libre, soberana e independiente a la Confederación Argentina, renunciando en toda forma y para siempre, por si y sus sucesores, a la soberanía, derechos y acciones que le correspondían sobre el territorio argentino.
El texto del Tratado se publicó oficialmente en la Gaceta de Madrid, de sábado 25 de junio de 1864 (nro. 177, año CCIII).
Casi cincuenta años habían pasado desde la declaración de la Independencia y España lo reconocía formalmente.
AUDIO:
UN CANTO A LA PATRIA: MÚSICA Y POESÍA PARA LA INDEPENDENCIA ARGENTINA
01-Chacarera de la Patria-Marcelo San Martín.
02-Cielito de la Independencia-Hermanos Abrodos y conjunto.
03-Argentino hasta la muerte (Roberto Rimoldi Fraga-Raúl Trullenque)-milonga -poema-Roberto Rimoldi Fraga.
04-La Patria no se hizo sola-Jorge Cafrune
05-Le hablo de un 9 de Julio-Jorge Cafrune
Se pueden escuchar cliqueando sobre cada título.
Enrique F. Widmann-Miguel / IberInfo-Buenos Aires