Argentina y el desguace del Estado
El proceso de desguace del Estado no es novedoso y viene siendo fogoneado en cada período neoliberal, llevando en su última etapa más de medio siglo en ejecución.
La República Argentina fue -y es- un país rico, en recursos naturales y humanos. Un país que, entre otros aspectos, produce alimentos para 400 millones de personas.
Lamentablemente, esa riqueza solo fue utilizada, con independencia económica y en beneficio de la Nación y de sus habitantes en escasas ocasiones.
Para algunos, en el primer tercio del siglo XX era uno de los países más ricos del mundo. Pero ¿Esa riqueza beneficiaba a todos los argentinos o solo a algunos pocos?
Mientras tanto ¿Cómo vivían los demás?
La década 1945-1955 se caracterizó por la marcada y amplia redistribución de la riqueza en favor de los sectores más postergados, una política económica que impulsó la industrialización, la nacionalización de sectores básicos de la economía y una política exterior de alianzas sudamericanas apoyada en el principio de la Tercera Posición.
A principios de los años ’50 se profundizó la política de sustitución de importaciones mediante el desarrollo de la industria ligera que se venía impulsando desde la década anterior.
El país pasó de ser agrícola-ganadero a la etapa industrial, ubicándose a la cabeza de América Latina en temas de salud, educación y la creación de una clase media, con la democratización del bienestar, motivo de orgullo, por muchos años, de la mayoría de los argentinos.
La industrialización también llevó confort a los hogares. La producción de artefactos para el hogar y electrodomésticos hizo que por vez primera muchos de esos artefactos llegaran a la casa de los argentinos.
No es casual que una de las primeras disposiciones del gobierno militar de la autodenominada "revolución libertadora", fuera incorporar la República Argentina al Fondo Monetario Internacional (FMI) medida que, pese a las presiones internacionales, había sido resistida por el anterior gobierno peronista. Con la Revolución Libertadora, en 1956 Argentina también ingresó al Banco Mundial.
Tras la Revolución Libertadora comenzaron a hacer pie en la Argentina las transnacionales de los “negocios”. Paulatinamente se fue perdiendo la industria pesada; la aeronáutica; la de automotores; el sistema ferroviario; la flota de navegación de ultramar; también la fluvial; los yacimientos de minerales (incluyendo los de metales preciosos), grandes superficies territoriales; los sistemas de seguridad social, educación y de sanidad públicos… en fin, poco a poco, todo.
También paulatinamente comenzaron medrar los “inversores” y la banca internacional, endeudando sin límites a la Nación, sometiéndola y creando una intolerable situación de dependencia y pérdida de soberanía, tierras y recursos.
Claro está, no lo hicieron solo los de afuera porque, como dijera Arturo Jauretche “Si malo es el gringo que nos compra, peor es el ‘criollo’ que nos vende”.
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