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Augusto César Sandino, personalidad señera de la Patria Grande

"Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán."

"En uno de aquellos días manifesté a mis amigos que si en Nicaragua hubieran cien hombres que la amaran tanto como yo, nuestra nación restauraría su soberanía absoluta, puesta en peligro por el mismo imperialismo yanqui. Mis amigos me contestaron que posiblemente habría en Nicaragua ese número de hombres, o más..."


Augusto César Sandino (Augusto Nicolás Calderón Sandino) nació en el 18 de mayo de 1895 en Niquinohomo, departamento de Masaya (Nicaragua).

Fue su madre Margarita Calderón, una humilde campesina que se desempeñaba como doméstica y obrera agrícola; su padre fue Gregorio Sandino, un mediano propietario, productor agrícola.

La infancia de Sandino transcurrió junto a su madre con la cual trabajaba recolectando café en las plantaciones del Pacífico nicaragüense, ahí conoció y sufrió toda clase de miserias y privaciones. A los 11 años fue a vivir con su padre.

Siendo adolescente fue testigo de la primera gran intervención militar yanqui en su tierra, que culminó con el asesinato del general Benjamín Zeledón, el 4 de octubre de 1912, hecho que le impresionó por la imagen del patriota.


Era yo un muchacho de 17 años y presencié el destace de nicaragüenses en Masaya y otros lugares de la República, por las fuerzas filibusteras norteamericanas. Personalmente miré el cadáver de Benjamín Zeledón, quien fue sepultado en Catarina, pueblo vecino al mío. La muerte de Zeledón me dio la clave de nuestra situación nacional frente al filibusterismo norteamericano; por esa razón, la guerra en que hemos estado empeñados, la consideramos una continuación de aquella.”


Dejó la casa paterna y salió a buscar la vida por sí mismo. Trabajó como ayudante de mecánica, en el sur de Nicaragua, cerca de la frontera con Costa Rica.

Retornó a Niquinohomo, donde se dedicó al comercio de granos. Posteriormente, hacia 1920, salió hacia Honduras, empleándose en La Ceiba como guardalmacén del Ingenio Montecristo, propiedad de la Honduras Sugar and Distilling Company.

Hacia 1923, dejó Honduras y en Guatemala, trabajó en las plantaciones de la United Fruit en Quiriguá; ese mismo año siguió viaje hacia México, trabajando en Tampico para la South Pennsylvania Oil Company.

En 1925 pasó al campamento de la Huasteca Petroleum Company, en Cerro Azul, estado de Veracruz, donde permaneció hasta regresar a Nicaragua, en junio de 1926.

En México, Sandino se vinculó con líderes sindicales, obreros, militantes socialistas, anarquistas y masones. Allí conoció las luchas sindicales, la agresión yanqui contra México por el control de los yacimientos petroleros, la propia Revolución Mexicana y el progreso de las luchas de la clase trabajadora.

Luego de 13 años de ocupación, en agosto de 1925 Estados Unidos retiró sus tropas de Nicaragua, aunque permanecieron instructores de la Constabulary, antecesora de la Guardia Nacional.

En el mes de octubre, un golpe militar lleva al poder al general Emiliano Chamorro.

En el mes de mayo del año 1926, con un alzamiento contra Chamorro, llegan tropas norteamericanas, que desembarcan en Bluefields.

Con el principio de la Guerra Constitucionalista, Sandino parte rumbo a Nicaragua a donde llega el 1 de junio.


“…en vista de los abusos de Norteamérica en Nicaragua, partí de Tampico, México, el 18 de mayo de 1926 -en donde me encontraba prestando mis servicios materiales a la compañía yanqui- para ingresar al Ejército Constitucionalista de Nicaragua, que combatía contra el régimen impuesto por los banqueros yanquis en nuestra república.”


Ya en Nicaragua, el 26 de octubre de 1926, con algunos trabajadores del mineral de San Albino se alzó en armas, incorporándose a la causa constitucionalista.

El 2 de noviembre, en El Jícaro, durante su primer enfrentamiento contra las tropas conservadoras, sufre su primera derrota.

El 24 de diciembre, tropas norteamericanas desembarcan en Puerto Cabezas. Al día siguiente, Sandino consigue armas y municiones ayudado por prostitutas del puerto. En entrevista sostenida con el general José María Moncada, en Prinzapolka, éste le ordena regresarlas; pero Sandino logra conservar las armas e inicia el retorno a Las Segovias.

En enero de 1927, tropas norteamericanas desembarcan en Corinto.

En febrero, Sandino se instala en El Yucapuca y comienza, en San Juan de Segovia, una campaña militar victoriosa; participando, él mismo, en gran número de combates. Las tropas conservadoras son totalmente derrotadas y Moncada trata de deshacerse de él enviándolo a Boaco.

A comienzos de mayo de 1927 mantiene un intercambio de correspondencia con Moncada sobre los términos del armisticio que éste ha logrado con el delegado del presidente Calvin Coolidge en Nicaragua, Henry Stimson.

El 12 de mayo de 1927, en una circular dirigida a las autoridades locales de todos los departamentos anuncia su firme determinación de continuar la lucha hasta que sean retiradas las tropas norteamericanas de ocupación.

Tenía 32 años y ya era el comandante de las fuerzas rebeldes. En San Rafael del Norte, Sandino y su plana mayor hospedaron en la casa de los padres de Blanca Stella Aráuz, una familia del lugar. La casa era a su vez la oficina de correos y telégrafos de la villa y Blanca (18 años entonces) era la telegrafista, a quien Sandino conoció y frecuentó mientras él mismo pasaba las horas del día y de la noche ordenando la comunicación con sus tropas en los diferentes frentes de batalla abiertos contra el invasor.

El día 27 de mayo de 1927 contrajeron matrimonio en el templo de San Rafael del Norte.

El primer Manifiesto Político dirigido al pueblo de Nicaragua, lo formuló el 1 de julio de 1927, desde su campamento en Mineral de San Albino.

El 14 de julio respondió a la propuesta de rendición que le hiciera el capitán de los marines, Gilbert Hatfield.

El 16 de julio, luego de una batalla de 15 horas, toma por unas horas El Ocotal. La aviación norteamericana bombardea y ametralla el poblado causando 300 muertos entre la población civil.

Sandino sigue combatiendo en varias ciudades y se retira hacia su campamento de El Chipote; inicia la guerra de guerrillas.

El 2 de septiembre de 1927 se constituye el del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSN).

El 14 de noviembre suscribe el Acuerdo sobre los traidores a la Patria.

En diciembre, los gobiernos de Coolidge y Díaz acuerdan la transformación de la Constabulary en Guardia Nacional.

El 26 de enero de 1928, luego de varios días de “combate”, los marines alcanzan finalmente la cumbre de El Chipote y encuentran sólo muñecos de zacate.

El 22 de junio de 1928 el dirigente comunista salvadoreño Farabundo Martí se incorpora a las filas del sandinismo.

Combatientes internacionalistas acudieron al llamado de la lucha antiimperialista de Nicaragua; intelectuales, estudiantes y obreros llegaban de distintos puntos de América Latina hasta Las Segovias, formándose una brigada internacional compuesta por intelectuales y estudiantes llegados desde distintos puntos de América Latina. Los hubo de México, Argentina, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Venezuela, Colombia, Honduras. Algunos pelearon como soldados de línea, otros sirvieron en el Estado Mayor, como secretarios de Sandino; varios allí dejaron la vida.

El 6 de noviembre de 1928, en elecciones organizadas y supervisadas por los marines, es electo presidente el traidor Moncada.

El 23 de mayo de 1929, Sandino, parte de Nicaragua rumbo a México buscando, infructuosamente, el apoyo del presidente mexicano Emilio Portes Gil. Sus generales prosiguen la lucha. Regresa a Nicaragua el 16 de mayo de 1930.

El 15 de febrero de 1931 suscribe su manifiesto "Luz y Verdad".

En noviembre de 1932, Juan Bautista Sacasa es electo presidente. Aunque solicitó a Washington la permanencia de los marines, su petición fue denegada.

El 1 de enero de 1933, triunfa la causa sandinista al retirarse los invasores norteamericanos de Nicaragua.

Sacasa asume la presidencia y el “general” Anastacio Somoza García la jefatura de la Guardia Nacional.

Sandino viaja a Managua en febrero y firma un tratado de paz.


“La paz se firmó para evitar el regreso de la intervención armada que apenas estaba detrás de la puerta, esperando regresar antes de un año… Ese es el secreto por el cual no salgo del Norte, para estar pendiente de todos los momentos en que se presente la oportunidad de restaurar también nuestra independencia política-económica.”

El 20 de mayo emprende viaje nuevamente a Managua para quejarse con Sacasa por los constantes ataques de la Guardia Nacional en contra de su gente. Allí regresa el 30 de noviembre con la misma queja sin obtener resultados.

Después de firmado el convenio, Sandino viajó en varias ocasiones a Managua (el 20 de mayo y el 30 de noviembre), para entrevistarse con Sacasa y discutir las violaciones que de dicho convenio hacía la Guardia Nacional, asesinando y persiguiendo a los miembros del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua. No obtuvo ningún resultado.

El 21 de febrero de 1934, al bajar la loma de Tiscapa, luego de una cena con Sacasa, fue capturado y posteriormente asesinado junto a los generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor por orden de Somoza García. Poco antes, su hermano Sócrates había corrido la misma suerte.

El coronel Santos López, quién participará posteriormente en la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional, logra escapar.

El 23 de agosto de 1934, el Congreso decretó una amnistía para todos los crímenes cometidos por la Guardia Nacional.


EL BRAZO DE LA JUSTICIA ES LARGO... LOS SOMOZA TAMPOCO PUDIERON ESCAPAR DE ÉL

Anastasio Somoza García (a) “Tacho” y su cría sucesora gobernaron hasta la madrugada del martes 17 de julio de 1979, cuando derrocado por la del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), su hijo Anastasio Somoza Debayle “Tachito”, junto a familiares y allegados fueron rescatados por un helicóptero Sikorski, desde uno de los lados de la Casa Presidencial semi destruida por el sismo de 1972, y trasladados al Aeropuerto Internacional Las Mercedes (hoy Aeropuerto Internacional de Managua) desde donde por vía aérea huyeron a Miami, Florida, Estados Unidos.

Para entonces, la Justicia ya había alcanzado a Anastasio Somoza García.

Fue el viernes 21 de septiembre de 1956, cuando en la Casa del Obrero, en la ciudad de León, se diera una fiesta, tras la convención del Partido Liberal Nacionalista (PLN) que proclamaría otra vez a Somoza García como su candidato.

Esa noche, cerca de las 11:20 P.M, luego que Somoza bailara "Caballo Negro" de Pérez Prado, estando sentado junto a una mesa a la par de su esposa Salvadora, fue alcanzado por 4 de las 5 balas de un revólver Smith and Wesson, calibre 38 mm., disparadas por el joven poeta opositor Rigoberto López Pérez. Somoza herido fue trasladado primero al Hospital San Vicente de la misma ciudad, donde los médicos le inyectaron plasma, sangre, un litro de suero dextrosado y Demerol. Luego es trasladado al Hospital Militar de la capital Managua en helicóptero, pero como allí estaba fuera de servicio el equipo radiológico lo pasaron al Hospital General de la misma ciudad. Aquí las radiografías confirmaron que las balas no eran mortales, pero una era peligrosa, aunque el médico César Amador Kühl recomendó que no era necesario hacer de inmediato la operación para sacársela.

Este tipo de cirugía solo existía fuera de Nicaragua, por lo que fue trasladado a Panamá, al Hospital Gorgas en la entonces Zona del Canal en un avión enviado por el presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower. Allí, los médicos cometieron el error de ponerle anestesia general durante la cirugía del 24 de septiembre en vez de anestesia local; como era diabético (padecía de diabetes) y obeso entró en un estado de coma prolongado hasta que falleció en ese centro sanitario estadounidense el sábado 29 de septiembre de 1956 a las 4:05 de la mañana.

Por su parte, su hijo Anastasio “Tachito” Somoza, tras la huída de Nicaragua y permanecer un tiempo de Miami, viajó con su segunda esposa Dinorah Sampson a las islas Bahamas en su lujoso yate. Desde allí inció un crucero por el Mar Caribe, ingresando en secreto a Guatemala, donde se arreglaron los detalles, con el presidente de ese país Fernando Romeo Lucas García, para fijar su residencia en el Paraguay, gracias al dictador paraguayo Alfredo Stroessner, el mismo que enviara condolencias a su familia por la muerte de su padre 23 años antes.

En Asunción, Somoza se instaló en una mansión en la Calle Mariscal López y Motta, que antes ocupara la Embajada de Sudáfrica y comenzó a adquirir propiedades en el Paraguay: más de 25 mil hectáreas y un hotel. Otras “inversiones” realizadas desde allí incluyen una hacienda en Brasil, de unos 20 millones de dólares, minas de carbón en Colombia y el control de la revista “Visión”.

Pero el brazo de la justicia es largo, y el 17 de septiembre de 1980, un comando integrado con elementos argentinos disparó sus fusiles de asalto AK-47 contra su limusina Mercedes Benz, en la avenida Francisco Franco (Avenida España), rematando el hecho con el disparo de una bazuca RPG-7. El coche quedó destruido; la explosión mató a Somoza, su asesor financiero el estadounidense-colombiano Joseph (Jou) Baittiner y su chofer civil César Gallardo.


“SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES”

Gregorio Selser (Biblioteca del Pensamiento Nacional, 1984)


El nombre de Sandino vuelve a desplegarse como una bandera en medio de la angustia de los pueblos, la desorientación de los dirigentes sin ojos hacia el pasado y la complicidad de cuantos entre nosotros se equivocan a sabiendas o por encargo.

Vuelve a flamear en el extremo de la pluma de un hombre libre -Gregorio Selser- y qué mástil más enhiesto y más alto, el nombre de Sandino, vivo, excelso y reivindicador.

Después de las batallas libradas en Las Segovias, de su Nicaragua entrañable, torna Sandino a luchar contra el panamericanismo del silencio, batalla que ahora hay que ganar y que ganaremos con escritores como Selser.

Todo el que calle en la actualidad es cómplice del avasallamiento de nuestros países económicamente pobres y moralmente maltrechos.

Nadie debe callar. Nadie puede callar.

En formato pdf, para descargar cliqueando sobre la imagen de la portada.




© Enrique F. Widmann-Miguel / IberInfo-Buenos Aires











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